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Sociedad

La humillante vida de las personas sin hogar en Bogotá

Antonia Schaefer
20 de marzo de 2020

En Colombia cuesta casi un millón de pesos orinar en la calle. Este es un problema para las personas sin hogar, porque los baños públicos son escasos. A eso se suma la violencia y el maltrato policial.

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Kolumbien Bogota | Strafen für öffentliches Urinieren
Imagen: DW/A. Schaefer

Francisco Guzmán se despertó junto a una pila de excrementos. No una, sino varias veces. No es inusual que alguien haga sus necesidades al lado del lugar que usa para dormir. En los 35 años que ha vivido en la calle, él mismo ha entrado muchas veces a una casa vacía para agacharse sobre una bolsa de plástico. Después, siempre tiró el paquete a la basura. Así lo cuenta este hombre de 61 años en una esquina del barrio de Los Mártires, en el sur de Bogotá. Esta parte de la ciudad se caracteriza por sus bolsas de basura reventadas.

"La vergüenza desapareció en algún momento", cuenta Guzmán. Pero del miedo a ser pillado nunca se libró del todo. Orinar y defecar en público se castiga en Colombia con una multa de hasta 936.323 pesos. Esto corresponde a unos 208 euros y 32 veces el ingreso mínimo diario en Colombia. Pero las personas sin hogar no suelen tener otra opción: los baños públicos son escasos, y en momentos de intimidad, las personas sin hogar ofrecen un objetivo fácil a los grupos armados, la policía o los transeúntes. En 2018, 12 personas sin hogar fueron asesinadas en Colombia mientras hacían sus necesidades o se lavaban. 

Atacados y hasta asesinados

"A estas personas se les niega prácticamente el derecho a existir", dice Sebastián Lanz, de 25 años, cofundador de la ONG Temblores. La ONG ha publicado un informe que se centra en la falta de baños públicos. Llega a una conclusión chocante: por miedo a los asaltos, muchos sin hogar se alivian en su propio lugar de dormir o incluso en su propia ropa. "Están siendo constantemente criminalizados. Las cifras oficiales muestran que los miembros de las autoridades públicas son los principales agresores", dice Lanz.

Sebastián Lanz, cofundador de la ONG Temblores.
Sebastián Lanz, cofundador de la ONG Temblores. Imagen: DW/A. Schaefer

En algún momento, José Luis Barrientos Díaz ya no sintió el miedo. Se sube el jersey azul y muestra tres cicatrices en la piel. Dos pinchazos en las costillas y un largo desgarro que va del esternón al ombligo. "Esos eran tres hombres que disfrutaban viéndome sangrar", dice. Terminó en las calles a los 14 años, cuando ya era adicto a "Basuco", una droga altamente adictiva basada en la pasta de cocaína, a menudo diluida con polvo de ladrillo o cemento. "Ya no estaba cuerdo, ya no te importa tu vida, tu humanidad", relata.

Guzmán y Barrientos Díaz tienen experiencias con la violencia policial. Los dos hombres apenas se conocen, pero describen experiencias similares: la policía recoge a una persona sin hogar y la obliga a desvestirse, la riegan con un chorro de agua fría, y a menudo eso seguido de golpes. El simple delito de haber orinado en público sirve para desatar una espiral de violencia.

Según Temblores, Bogotá tiene 7,42 baños públicos por cada 10.000 habitantes, y el acceso a las pocas instalaciones suele estar limitado para las personas sin hogar. En el Parque Metropolitano Cayetano Cañizares, por ejemplo, las personas sin hogar solo pueden entrar durante tres horas al día, según un cartel en los baños. En el Parque Tercer Milenio, en Los Mártires, donde tienen su base Guzmán y Barrientos Díaz, también hay baños públicos. El parque está rodeado por altas vallas. La policía y el personal de seguridad están omnipresentes.

Entrada cerrada al parque Tercer Milenio en Bogotá.
Entrada cerrada al parque Tercer Milenio en Bogotá.Imagen: DW/A. Schaefer

En 2018, hubo un proyecto piloto para instalar más baños públicos bajo la alcaldía de Enrique Peñalosa. Sin embargo, la autoridad responsable no da información sobre los resultados. "El gobierno de Peñalosa ha manipulado las cifras", dice Sebastián Lanz. "En la cifra se incluyeron los baños de los estadios deportivos y centros comerciales. Y esos se reservan el derecho de entrar, lo que perjudica directamente a las personas sin hogar".

Solo seis refugios para personas sin hogar

La organización Temblores planea presentar un caso ante el Tribunal Supremo antes de finales de este año para endurecer los castigos a las operaciones policiales violentas contra las personas sin hogar.

Lanz también ha presentado el informe sobre los baños públicos a las autoridades de la recién elegida alcaldesa Claudia López. Aún no hay respuestas concretas, dice Lanz, "pero esperamos que mantengan más alta la dignidad de las personas sin hogar".

Francisco Guzmán ya no duerme en la calle. Desde hace más de un año acude a uno de los seis refugios para personas sin hogar. Allí tiene una ducha y un baño. En un pueblo a las afueras de Bogotá viven algunos de sus primos. Una oportunidad a una nueva vida que no quiere desperdiciar. "No voy a ir allí hasta que no haya dejado esta vida completamente atrás", dice. (gg/dzc)

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