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La UE se zafa de su responsabilidad

27 de marzo de 2019

El bloque comunitario suspende su misión “Sofía” destinada a rescatar migrantes del Mediterráneo. Faltando poco para las elecciones europeas, esto evidencia el fracaso de su política migratoria, comenta Bernd Riegert.

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Operation "Sophia"
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Assanimoghaddam

El fin de la misión naval conjunta de la Unión Europea deja en evidencia nuevamente toda la miseria de la política migratoria comunitaria. En este sentido, ya no se puede hablar de una causa común, de cohesión ni de solidaridad en la UE. "Sofía” fue el intento hasta cierto punto exitoso de arruinarles el negocio a los traficantes de personas en Libia y, al mismo tiempo, de crear una suerte de guardia costera para ese país. Por otra parte, los barcos de la UE rescataron a decenas de miles de náufragos y llevaron a buena parte de ellos hasta Italia a lo largo de los últimos cuatro años. Originalmente, en 2015, Italia se había mostrado dispuesta a acoger a los rescatados en sus puertos, pero, con el tiempo, los italianos dejaron de considerarse capaces de seguir recibiendo al número inesperadamente alto de migrantes.

Primero los intereses nacionales

Hace dos años, el Gobierno de Roma, entonces liderado por los socialdemócratas, demandó la repartición de los rescatados entre varios miembros de la UE. Esa exigencia fue rechazada por la mayoría de los Estados comunitarios, no solamente por Hungría y Polonia. Y en el verano de 2018, el nuevo Gobierno populista italiano dio un radical golpe de timón, cerrándole los puertos también a los rescatados por los barcos de la misión "Sofía”. Ahora han fracasado todas las negociaciones entre Italia y el resto de sus socios comunitarios. El ministro del Interior italiano, el radical de derecha Matteo Salvini, ha impuesto su voluntad con mucha frialdad y ahora puede vanagloriarse en casa de ser el que puso en su lugar a la UE. La misión deberá ser suspendida; de ella sólo quedará activa la vigilancia desde el aire, que es más bien simbólica. Esa es una prueba de la incapacidad de la UE y revela que, en el bloque comunitario, los intereses nacionales en materia migratoria pesan más que la responsabilidad humanitaria.

Deutsche Welle Bernd Riegert
Bernd Riegert, comentarista de DW.

¿Qué será ahora de la gente que se atreva a emprender la odisea desde el norte de África hacia Europa en precarios botes? ¿Morirán aún más personas en el Mediterráneo que hasta ahora? Nosotros ya ni siquiera nos enteraremos; sin los barcos de la misión "Sofía” y sin los barcos de las organizaciones privadas, que en su mayoría están igualmente paralizados, no se pueden obtener datos, calcular cifras ni determinar rutas. La misión mediterránea de la UE que precedió a la misión "Sofía” fue creada expresamente por iniciativa del Gobierno italiano para impedir que se registraran catástrofes como la de octubre de 2013, que dejó más de quinientos muertos frente a la isla de Lampedusa. Todo eso parece haber quedado en el olvido. Ahora la noción que prevalece es la de no recibir a un migrante más, no importa cuántas vidas se pierdan.

Todavía no está claro si la siguiente tesis es veraz: algunos políticos sostienen que es precisamente la esperanza de ser rescatado por un barco de la UE la que llevó a muchos migrantes a asumir los riesgos de abordar un bote. De ser así, ese "factor” ya no podrá ser esgrimido. El hecho de que la cantidad de migrantes haya bajado considerablemente en el curso del año pasado habla a favor de esa tesis.

La UE quiere continuar la formación y el equipamiento de la guardia costera libia con la esperanza de que esa tropa frustre a los migrantes en aguas libias y les impida embarcarse hacia Europa. ¿Problema resuelto? No. Y es que, debido a la situación política inestable en Libia, esa guardia costera solo puede controlar una parte del litoral libio. A eso se suma que, hasta cierto punto, los patrulleros fronterizos cooperan con los traficantes de personas.

Los escombros de la política migratoria comunitaria

Con el fin de la misión "Sofía”, la UE contempla los escombros de su política migratoria. Tras años de discusiones, los ministros del Interior comunitarios se mostraron incapaces de llegar a acuerdos sobre la repartición de los refugiados rescatados, una reforma del proceso de concesión de asilo o las responsabilidades de cara a los solicitantes de asilo. El pacto para la protección conjunta de las fronteras externas de la UE fue pospuesto hasta 2027. No queda ni rastro del tratado para las repatriaciones, ni de los planes para crear plataformas de desembarque en el norte de África, ni de ninguna de las propuestas celebradas el verano pasado como mecanismos ideales para ahuyentar a los migrantes. Conocedores de la diplomacia comunitaria resumen la situación de la siguiente manera: sencillamente no existe una política migratoria. Y, de cara las elecciones europeas, ese es un pase largo que será aprovechado por los populistas de derecha para jugar con el miedo a la inmigración.

La misión naval de la UE fue bautizada "Sofía” en 2015 para hacer alusión al nombre de la niña somalí que nació en una ciudad italiana poco después de que su madre fuera rescatada por el barco de la Marina alemana "Schleswig Holstein”. En aquel momento todavía se hablaba con orgullo de las misiones de rescate en el Mediterráneo que hoy se suspenden.

(erc/er)

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