Estos islotes artificiales de los pueblos originarios de la capital mexicana fueron catalogados por la FAO como "patrimonio mundial” por su alta productividad e importancia para la ecología. De los 20.000 chinamperos en Xochimilco apenas quedan tres mil, debido al desinterés de las nuevas generaciones y las dificultades de esta técnica artesanal para competir con la gran industria.