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Las distintas caras de la criminalidad económica

Dirk Kaufmann (ERC)9 de noviembre de 2013

Un estudio reciente apunta a que ciertas manifestaciones de la criminalidad económica son cada vez más raras en Alemania, mientras que el temor al espionaje industrial, otra cara de ese mismo fenómeno, se intensifica.

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Difícil de copiar, un robot que hace las tareas domésticas.
Difícil de copiar. Un robot que hace las tareas domésticas.Imagen: Karlsruher Institut für Technologie

En una feria de tecnología, el presidente de una empresa descubre que una máquina desarrollada por sus empleados está siendo promovida por sus competidores como si fuera una creación propia. En el departamento de administración, el director de otra firma se extraña al ver sólo cuatro impresoras donde deberían estar las cinco que él mismo compró. En otra compañía, el jefe se queda boquiabierto cuando le informan desde la Fiscalía que él y su empresa están involucrados en un caso de soborno.

En el año 2001, el 61 por ciento de los empresarios en Alemania solía ser víctima de estas u otras manifestaciones de la criminalidad económica. Según el estudio bienal realizado por la Universidad Halle-Wittenberg en cooperación con la firma de asesores económicos Pricewaterhouse Coopers, esa cifra ha bajado a un 45 por ciento en 2013, al mismo ritmo con que descendió la prevalencia de otros delitos en la sociedad germana. Steffen Salvenmoser, de Pricewaterhouse Coopers, atribuye esta tendencia a un cambio cultural.A un progresivo cambio cultural dentro de las empresas, para ser precisos.

Salvenmoser explica que, en los últimos años, muchas compañías alemanas han asimilado estándares internacionales más altos, se han vuelto menos tolerantes hacia la corrupción y se han capacitado para investigar los casos “turbios”, para prevenirlos y para persuadir a sus empleados de las conveniencias de apegarse a una suerte de “código de ética” interno. Aparentemente, estos cambios han contribuido a reducir la incidencia de crímenes económicos.

A bajarse de las nubes…

Cambio cultural dentro de las empresas alemanas propició el descenso de ciertas formas de criminalidad económica.
Cambio cultural dentro de las empresas alemanas propició el descenso de ciertas formas de criminalidad económica.Imagen: picture-alliance/dpa

Sin embargo, el estudio en cuestión también registra la intensificación del temor a otras formas de criminalidad económica como el espionaje industrial. “Este año, el 15 por ciento de las empresas consultadas –más de seiscientas compañías con más de quinientos trabajadores en sus nóminas– admitió estar buscando la manera de transferir su información de una “nube de datos” administrada desde el extranjero a una “cloud” operada desde el territorio europeo. Todo apunta a que los excesos de los servicios secretos atizan estas reflexiones.

Pero las agencias de inteligencia estatales –locales y extranjeras– no son las únicas que tienen capacidad para violar la esfera privada de personas o el espacio confidencial de las empresas. Salvenmoser señala que “el incumplimiento de contratos de discreción profesional y los casos de espionaje industrial y económico se presentan con cada vez mayor frecuencia”. Entre otras razones, porque los afectados tardan en percatarse de que esas infracciones han ocurrido.

No obstante, aproximadamente el 60 por ciento de los encuestados negó que el escándalo en torno a las actividades de espionaje de las grandes potencias los motivara a modificar su comportamiento online o el uso que hacen de las “nubes de datos”. A juicio de Salvenmoser, “cabe suponer que alrededor de la mitad de los criminales económicos están en las filas de la empresa que es víctima de ese tipo de delitos”.