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Las metalúrgicas alemanas sufren la crisis energética

Klaus Deuse
18 de agosto de 2022

La empresa metalúrgica Reese procesa el acero para mejorar su resistencia calentándolo a mil grados. Pero los precios de la energía, que han explotado, ponen a prueba a toda la industria metalúrgica alemana.

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Maquinaria de la empresa metalúrgica Reese.
La empresa metalúrgica Reese procesa el acero mediante calor, con el fin de hacerlo más resistente.Imagen: Dirk Hanus/Härterei Reese Bochum

Las 180 empresas metalúrgicas que hay en Alemania realizan un proceso de endurecimiento de acero, que se lleva a cabo mediante la aplicación de calor hasta 1.000 grados, con el objetivo de mejorar la capacidad de resistencia mecánica del metal. Este sector utiliza fundamentalmente gas natural, por lo que, si se produjera un recorte drástico de esta fuente de energía, tendrían que cesar su actividad.

"Sin gas no podemos funcionar", dice tajante a DW Philip Reese, director gerente de la empresa metalúrgica Reese, situada en Bochum, una de las que más gas requiere en esta ciudad, situada en la región del Ruhr. El 90 por ciento del gas lo utilizan para calentar los hornos de endurecimiento entre 800 y 1.000 grados. Además, el gas natural, mezclado con propano y endogás, sirve para generar una mezcla que se utiliza como base para el tratamiento del metal con calor en los hornos. Aparte de eso, la empresa requiere de varios millones de kilovatios de electricidad anuales. La metalurgia es un sector que necesita mucha energía para funcionar.

El horno de endurecimiento más grande de Europa

La empresa de Bochum, con sus diversos hornos, cubre un amplio espectro metalúrgico. "Los componentes más pequeños pesan menos de un gramo, los más grandes, más de 30 toneladas", dice Philip Reese. Estas pesadas piezas caben en el horno de endurecimiento más grande de Europa, con una profundidad y un diámetro de cinco metros.

Allí encuentran cabida desde ruedas dentadas hasta grandes engranajes para instalaciones de energía eólica o para la construcción de barcos, así como bombas de extracción de petróleo y gas. El proceso de endurecimiento a 1.000 grados de estas pesadas piezas puede extenderse durante varios días. "Cuando el proceso ha comenzado, debe continuarse hasta el final", explica Philip Reese. Si se interrumpe el flujo de gas durante el procedimiento, las piezas se convierten en "chatarra". 

En el horno de endurecimiento más grande de Europa se procesan piezas cuyo solo material tiene un elevado valor. No solo los fabricantes europeos envían allí sus productos para que sean procesados, sino que también lo hacen los estadounidenses. 

Una lista de prioridades

Ante la posibilidad de que se produzcan recortes en el abastecimiento de gas, la metalúrgica Reese ha confeccionado una lista de componentes para infraestructuras críticas, aquellos que, en palabras de Philip Reese, "hay que procesar necesariamente". Entre ellos, hay piezas que se emplean en el sector de la energía o en la explotación de gas y petróleo. A ellas se agregan componentes necesarios para la minería y la industria alimentaria. Además, llevan tiempo pensando cómo ahorrar gas, pero sus opciones son muy limitadas. "Hay temperaturas determinadas a las que el acero debe calentarse. Son leyes físicas".

La empresa Reese, fundada en 1948, cuenta con 125 empleados y mueve un volumen anual que oscila entre los 15 y los 20 millones de euros. Los precios del gas y la electricidad, que han subido drásticamente en Alemania, afectan a todas las empresas metalúrgicas de Alemania. Reese asegura que, hace un año, el alza de los precios no les preocupaba. Ahora no les queda otro remedio que hacer repercutir en los clientes los costes energéticos. A partir del 1 de septiembre de 2022, sus servicios serán más caros.

(ms/ers)