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Sociedad

Marie Juchacz: su lucha por la justicia social

Rayna Breuer
18 de enero de 2019

Separada, madre de dos hijos e involucrada en política. Marie Juchacz dedicó su vida a los derechos de mujeres y niños. Hace 100 años, se convirtió en la primera mujer en pronunciar un discurso en el Parlamento alemán.

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Imagen: picture-alliance/dpa/F. Rumpenhorst

19 de febrero de 1919. Justo hace un mes se ha elegido la nueva Asamblea Nacional en Alemania. Por primera vez, han sido investidas como diputadas 37 mujeres. Marie Juchacz es una de ellas. También es la primera mujer de la historia de Alemania en tomar la palabra en el pleno. "Señoras y señores”, comienza su discurso. El acta de la sesión refleja el ambiente animado del pleno, compuesto en su mayoría por hombres. Pero eso no amilana a Marie Juchacz: "La mujer es una ciudadana con plenos derechos. Reflexionen sobre lo que eso significa. Hay muchas más mujeres que hombres en edad de votar. Todos los ciudadanos pueden contribuir políticamente depositando su voto el día de las elecciones. El derecho a votar de las mujeres debe obligar a todos los amigos de la democracia a ganar votos femeninos (…) Lo que este Gobierno ha hecho era algo obvio: ha dado a las mujeres algo de lo que hasta ahora se las había despojado de forma injusta".

"Participación fundamental en la construcción del Estado social"

La igualdad es uno de los objetivos a los que se ha consagrado Marie Juchacz. Como pionera en la lucha por el voto femenino, contribuye sustancialmente a conseguir este derecho pocos meses antes de su histórico discurso en el Parlamento. Como diputada, Juchacz se siente cercana a los temas sociales, desde las prestaciones por desempleo hasta la construcción de viviendas, pasando por la protección por maternidad. Dedica toda su vida a estos temas, que hasta ese momento habían sido descuidados.

"La idea de democracia como Estado de bienestar supuso un gran movimiento en el que ambos sexos participaron, pero la mujeres contribuyeron a ello de forma fundamental”, dice Hedwig Richter, del Instituto de Investigación Social de Hamburgo. "Este cliché de un modelo de dos sexos en el que las mujeres se ocupan de las cuestiones sociales y los hombres de la política dura, como responsables de política bélica o asuntos exteriores, nos parece algo desconcertante desde la perspectiva actual. Pero la cuestión de si este modelo nos parece bien o mal no es relevante en este caso. Sencillamente, las diputadas en aquella época se sintieron primordialmente responsables de estos temas. La construcción del Estado social, en el que ellas se implicaron de forma fundamental, es uno de los grandes logros de la República de Weimar", dice Richter. 

Los comienzos

Sus lecturas infantiles son los periódicos. Marie Gohlke (después Juchacz) está informada desde niña de los acontecimientos del mundo. Nace en 1879 en el pueblo de Landsberg an der Warthe, que hoy es parte de Polonia. Su hermano juega en los primeros años de su vida un papel central, le da libros y le transmite entusiasmo por la socialdemocracia. En la escuela, es una niña curiosa y disciplinada. Está escolarizada hasta cumplir 14 años. Después, no tiene posibilidad de cursar estudios secundarios. Finalmente, trabaja como sirvienta, obrera en una fábrica y costurera. Conoce al sastre Juchacz y contrae matrimonio con él en 1903, el año en que hay elecciones al Reichstag, el entonces Parlamento alemán. Marie no puede votar, pero está decidida a cambiar esto, un objetivo que ella y otras mujeres conseguirán unos años más tarde. En 1903 también nace su primer hijo. Dos años después, el segundo. Pero Marie no es feliz en su matrimonio. En 1906 se traslada a Berlín y, poco después, ingresa en el partido socialdemócrata, el SPD. En 1917, es nombrada secretaria de mujeres de la presidencia del partido. Temas como la protección por maternidad, la vivienda y la juventud son parte central de su trabajo. 

Marie Juchacz
Marie Juchacz luchó por el voto femenino y por un mundo más justo. Imagen: picture-alliance/Imagno

Aunque los socialdemócratas son los primeros que luchan por el derecho al voto femenino, las mujeres del partido no lo tienen fácil para imponer sus reivindicaciones: "La socialdemocracias tenía su propia misoginia, un escepticismo hacia las mujeres. Eso sucede también en otros países, como, por ejemplo, en Estados Unidos, donde el movimiento obrero fue desde sus orígenes muy masculino. Este movimiento era muy escéptico hacia las mujeres que insistían en incorporarse al mercado de trabajo, lo que en parte llevó a que las mujeres trabajaran por un salario notablemente inferior”, explica Hedwig Richter

Trabajo parlamentario pragmático

En enero de 1919, Marie Juchacz es elegida en la Asamblea Constituyente de la República de Weimar. Así puede tomar parte en la preparación e implementación de importantes leyes sobre política social. Un asunto central para ella es la absoluta igualdad en la oferta para hombres y mujeres. En ese año, funda la Asistencia Social del Trabajador (AWO por sus siglas en alemán) con el objetivo de mejorar las prestaciones estatales. La AWO es en la actualidad una de las seis asociaciones punteras en Alemania en asistencia social y cuenta con alrededor de 145.000 empleados y empleadas que cuidan de personas mayores y personas con discapacidad, además de gestionar jardines de infantes, escuelas y asesorías para personas en situación de necesidad. Las tareas de Marie Juchacz la mantienen muy activa. Hasta 1933.

El régimen nazi

"El movimiento de las mujeres quedó sumido durante la República de Weimar en una profunda crisis, en principio porque ya había logrado su objetivo. Eso es algo típico. El número de miembros bajó y no ingresaron en él mujeres jóvenes”, dice Hedwig Richter. En la víspera de la elección presidencial de 1932, Marie Juchacz advierte: "Las mujeres (…) no quieren una guerra civil ni una guerra del pueblo. (…) Las mujeres (…) miran el vacío de una política que aparenta ser muy masculina, aunque está dictada por la cortedad de miras, la vanidad y el ansia de protagonismo. El amor hacia nuestro pueblo nos empuja a luchar con todas nuestras fuerzas contra esta política, la política nacionasocialista”. Pero sus palabras no son escuchadas. En 1933 huye primero a Saarbrücken y se ocupa de refugiados de Alemania. Cuando esta región es incorporada a Alemania en 1935, Juchacz huye por Francia hasta Estados Unidos. En el exilio no puede continuar su trabajo político, pero nunca abandona sus ideales y objetivos. Organiza actos de beneficencia para personas huidas del régimen nazi. Tras la Segunda Guerra Mundial, regresa a Alemania y se dedica a la asistencia social de los trabajadores. Muere en 1956, a los 76 años. "Toda su vida permanece al servicio de la lucha por un mundo mejor y más justo”, decía su necrológica.

(ms/elm)

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