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Medicamentos letales

23 de mayo de 2003

Después de Baycol, el fármaco anticoagulante Factor VIII pone la ética comercial del gran consorcio alemán Bayer en entredicho. Sobre todo, en lo que al Tercer Mundo se refiere.

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El medicamento mortal causante del escándalo que costó millones a la Bayer.Imagen: AP

Después de capear a duras penas el temporal que le produjera el escándalo de su producto anticolesterol Baycol –en Alemania Lipobay-, el consorcio químico y farmacéutico alemán Bayer se ve enfrentado a una nueva denuncia. Según un artículo publicado en el New York Times, una filial de la Bayer vendió alrededor de 100.000 ampollas de un preparado de plasma para enfermos de hemofilia, Factor VIII, que al parecer contagió a un número desconocido de víctimas del virus del Sida.

Eran los ochenta

El gigante farmacéutico alemán no tardó en desmentir la acusación, alegando que su filial Cutter-Biological actuó responsablemente y de acuerdo al estado de la ciencia a mediados de los años ochenta. Sin embargo, en el artículo se afirma que el consorcio, ya plenamente consciente del peligro que implicaba el preparado en cuestión, había dejado de comercializarlo en aquella forma en Europa y Estados Unidos. Para el viejo continente y América del Norte, la empresa farmacéutica empezó a someterlo a calor, procedimiento que minimizaba el riesgo del virus.

Vender, caiga quien caiga

Sin embargo, Cutter Biological habría introducido al mercado cerca de 100.000 ampolletas del producto viejo a fines de febrero de 1984, cuando ya existía suficiente evidencia de que la versión anterior podía infectar a los hemofílicos con el VIH. Durante más de un año, la compañía siguió vendiéndolo. En la versión del NYT, su afán habría sido meramente financiero: no quedarse con los productos sin vender. Sin embargo, cursa otra posible explicación, aún más macabra. Cutter siguió fabricando el producto siguiendo el método anterior, porque resultaba menos costoso, y ya tenía contratos con clientes a un precio estipulado.

El desmentido de Bayer

Obviamente, el fabricante de fármacos y productos químicos alemán ha desmentido que su filial haya obrado de mala fe. Un portavoz de Bayer AG en Alemania declaró que "sus decisiones estuvieron basadas en la mejor información científica del momento y fueron consistentes con las regulaciones vigentes". Cutter siguió vendiendo su medicamento, así la explicación de Bayer, porque algunos países tardaron en aprobar su venta, y porque muchos desconfiaban de la efectividad del medicamente nuevo. También habría habido en aquel momento falta de plasma para la fabricación del nuevo producto.

En el fortín del poder

A pesar de todo, Bayer no tiene mucho que temer. Analistas financieros descartan que el nuevo escándalo tenga alguna repercusión en las acciones de la compañía, y aseveran que, tratándose de una "historia vieja" no afectará a sus finanzas. Además el consorcio pagó ya más de 300 millones de dólares en Estados Unidos en 1997, por concepto de indemnizaciones a infectados del virus del Sida.

Y es que el informe aparece casi 20 años después, cuando es prácticamente imposible saber a ciencia cierta cuáles de las víctimas mortales del virus del Sida usaron el anticoagulante Factor VIII. Y aunque el informe hable de un "número indeterminado de hemofílicos latinoamericanos y asiáticos" que fueron víctimas del medicamento letal, en el Tercer Mundo las demandas masivas no se usan mucho, y si se usaren, lamentablemente, carecen de las repercusiones que tendrían en el Primer Mundo.