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Merkel se va, y con ello honra a la democracia

Rosalia Romaniec
30 de octubre de 2018

Angela Merkel no se postulará para la presidencia del partido CDU y no aspira a otro mandato como canciller. Esto allana el camino para la renovación de la CDU. Eso es democracia, opina Rosalia Romaniec.

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Angela Merkel
Angela MerkelImagen: Reuters/H. Hanschke

A pesar de la importancia de la noticia que la canciller de Alemania estaba dando, Angela Merkel parecía estar bastante en paz consigo misma. Con postura de ejecutiva, calmada y pragmática, Merkel anunció su decisión de comenzar su retirada política. Una jefa de gobierno que mantiene una cabeza sorprendentemente fría, incluso en este momento histórico.

Merkel como servidora pública

Es un procedimiento sin precedentes en la historia de la República Federal de Alemania. La canciller inicia voluntariamente su retirada, sin buscar culpables, o chivos expiatorios, como suele ser el caso. No reparte golpes, no culpa a los oponentes, sin rastros de nostalgia, sino con mucha responsabilidad y gratitud. Angela Merkel demuestra lo que significa la democracia viva. Muy pocos dominan este arte.

"La democracia vive de que sus funcionarios públicos hagan todo por la paz interna de su país", dijo la canciller. Angela Merkel explicó exhaustivamente cómo tomó la decisión: "Hice una breve reflexión", y luego tomé las consecuentes decisiones. "Soy responsable de todo, tanto de los éxitos, como de los fracasos". Una frase que muestra la dimensión política y humana de esta jefa de Gobierno. Como lo exige el cargo.

La emancipación del partido

Angela Merkel ha liderado el partido cristianodemócrata CDU a lo largo de 18 años. Un tiempo con momentos y giros felices y dramáticos. Ahora, a los 18 años, quiere emanciparse. No habrá un mejor momento para renunciar, y la canciller finalmente se dio cuenta de eso.

Esta era una decisión muy esperada por muchos. Más se tardó Merkel en anunciar su retirada, que en conocerse la candidatura de varios dispuestos a asumir su cargo de presidente del partido. En realidad, una buena cosa. De la elección del nuevo liderazgo de la CDU, a principios de diciembre en Hamburgo, depende el futuro cercano del partido, y probablemente de Alemania.

Rosalia Romaniec, de DW
Rosalia Romaniec, de DWImagen: DW/B. Geilert

Esa elección no solo decide el nombre de una nueva figura política al frente del partido, con ella también se decide la orientación. La pregunta es: ¿Regresará el partido de Merkel a las premisas más conservadoras? O ¿continuará la democracia cristiana su camino hacia el centro?

Lucha por el rumbo

Algunos de la línea más conservadora tienen amigos entre los gobiernos de derecha de Europa. Viktor Orban, en Hungría, y Sebastian Kurz, en Austria están entre ellos. ¿Qué significa si el ala derecha del partido se impone? Es posible que el nuevo líder sea menos comprensivo que Merkel con los socios europeos. A su vez, puede expresar más complacencia con el EE.UU. de Trump, y ocasionalmente con Rusia.

Si llega un candidato que defienda la postura de Merkel como fuerza de centro, Europa respiraría en calma. A nivel nacional, no sería fácil. Entre más al centro se mueva la democracia-cristiana hacia el centro, menos espacio le queda al Partido Socialdemócrata (SPD), que podría abandonar la coalición de gobierno prematuramente. Merkel caería y la estabilidad en Alemania no aumentaría.

Angela Merkel  deja claro que quiere irse con dignidad. Ella cree que con un retiro tranquilo, su partido puede abrir mejor un nuevo capítulo. La responsabilidad está ahora en las manos de los candidatos a sucederla. Alemania es un país que goza de estabilidad, y la aprecia. Un cambio de estafeta fortalecería la confianza en la democracia. El que interprete mejor este deseo de Merkel, tendrá buenas posibilidades de ganar.

(jov/er)