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Merz pone a debate la Constitución alemana

Jens Thurau
22 de noviembre de 2018

Friedrich Merz, candidato a la presidencia del partido Unión Demócrata Cristiana, hunde su hacha en el Derecho de Asilo contenido en la Constitución. Ese es un hito en la historia alemana de posguerra, dice Jens Thurau.

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Pressekonferenz Friedrich Merz
Imagen: picture-alliance/dpa/W.Kumm

No es raro que los procesos que transforman sustancialmente a un país comiencen con sucesos apenas advertidos. Con un comentario formulado de pasada, sin solemnidad alguna. Precisamente por eso es que haríamos bien en recordar este 21 de noviembre de 2018: fue entonces cuando Friedrich Merz, uno de los aspirantes a la presidencia de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), que todavía es el partido más grande de Alemania, puso a debate, como si fuera una bagatela, el derecho al asilo que la Constitución le garantiza a todas las personas.

El Derecho de asilo ya ha sido notablemente restringido

“Los perseguidos políticos tienen derecho al asilo”. Esta frase, breve y clara, ha soportado todas las tormentas hasta ahora. Soportó las limitaciones que se le pusieron al Derecho de Asilo por primera vez en 1993, cuando muchos refugiados, sobre todo del sureste europeo, llegaron a Alemania debido a las guerras derivadas del desmoronamiento de Yugoslavia. Soportó, como lo hace ahora otra vez, las furibundas y hasta cierto punto violentas protestas contra la acogida de refugiados. Y soportó los cambios que se le hicieron al Derecho de Asilo para endurecerlo a partir de 2015, tras el arribo de cientos de miles de personas, en su mayoría provenientes de Siria, Irak, Afganistán y varios países africanos. Esa frase quedó intacta en todo momento. Gracias, en particular, a la canciller Angela Merkel.

Es cierto: las restricciones que se le pusieron condujeron a que mucha gente ya no tenga posibilidad de recibir asilo en Alemania. Es cierto que, en la Unión Europea, solo Alemania reconoce el derecho individual al asilo y que todo individuo puede luchar por él durante años en los tribunales hasta llegar a la más alta instancia. Y también es cierto que tendría sentido aprobar una regulación comunitaria, aunque, de momento, esa normativa no esté en el horizonte.

Thurau Jens Kommentarbild App
Jens Thurau, comentarista de DW.

Pero la propuesta hecha por Merz cambiaría definitivamente la naturaleza del Derecho de Asilo en Alemania. En este país, el derecho fundamental al asilo nos permite afianzar la imagen que tenemos de nosotros mismos. Y hay razones históricas para ello: nosotros, los alemanes, le hicimos un daño inconmensurable al mundo durante los doce años de la terrorífica hegemonía nazi. Perseguimos y asesinamos a seres humanos por su religión, su origen y sus convicciones políticas, entre otras muchas razones; sobre todo a los judíos que, al ver sus vidas en peligro, intentaron huir y no pudieron porque muchos Estados se rehusaron a acogerlos. Ellos terminaron muriendo en los campos de concentración. La inclusión del Derecho al Asilo en la Constitución alemana de 1949 es parte integral del juramento que se hizo, de no permitir que aquello vuelva a ocurrir.

Derechos fundamentales con garantía de eternidad

Eso no significa que Alemania fuera un bastión de gente moralmente superior. Le resultó casi imposible integrar a sus inmigrantes, tanto en el este como en el oeste de su territorio. En la antigua República Federal se les describió por mucho tiempo como “trabajadores invitados” (Gastarbeiter), dando a entender que esa gente se volvería a ir pronto; cosa que no hicieron. Pero el Derecho de Asilo quedó anclado en la Constitución, apoyado en el consenso de los partidos y en las experiencias de quienes huyeron o fueron desplazados de sus hogares, incluidas las de muchos alemanes después de 1945. Y la propia Angela Merkel defendió férreamente el Derecho de Asilo, evidentemente guiada por sus valores cristianos.

Las experiencias históricas y los principios derivados de éstas tienden a desteñirse y pueden cambiar; eso es normal. Pero en la Constitución hay frases que no podemos cambiar. Éstas tienen garantía de eternidad. Y el resto de los artículos allí contenidos sólo pueden ser enmendados con el visto bueno de dos tercios del Parlamento alemán. El rechazo que despierta la política a causa del gran número de refugiados acogidos en los últimos años y la polarización de la sociedad han llevado a que el país cambie; lo ha vuelto más duro y frío. Pero abandonar el Derecho de Asilo a su suerte arrancaría al país de su contexto histórico. ¡Es mejor no hacerlo!     

(ERC/ERS)

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