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También de dolor se aprende

1 de julio de 2011

El Tri femenino sufrió una amarga derrota ante un ordenado y efectivo equipo japonés. Las emociones del partido, y en la tribuna, fueron muy distintas a las vividas en Wolfsburgo. Sin embargo, el ánimo no fue de tragedia

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Goalkeeper Cecilia Santiago of Mexico (R) waits for the ball during the Group B match Japan against Mexico of FIFA Women's World Cup soccer tournament at the FIFA Women's World Cup Stadium in Leverkusen, Germany, 01 July 2011. Foto: Federico Gambarini dpa/lnw
La arquera mexicana, Cecilia Santiago, tuvo mucho trabajo.Imagen: picture alliance/dpa

Perder siempre duele. Pero la amargura es menor cuando la derrota tiene argumentos tan claros como los que esgrimió el equipo japonés en la cancha del estadio Bay Arena de Leverkusen. Y decimos que duele menos porque derrotas como ésta, si se asimilan bien, se convierten siempre en lecciones que hacen madurar.

Desde antes de que comenzara el partido, uno podía intuir que nada sería igual al martes pasado (27.06.2011), en el que el Tri femenino empató a un gol con Inglaterra. La Bay Arena no fue un bastión verde y blanco, ni una melodía unívocamente azteca.

Ni siquiera el sol fue el mismo, y aquel calor fue desplazado por una brisa intensa y fría, casi otoñal.

Llegaron los nipones

Al encuentro en Leverkusen asistieron grupos muy numerosos de japoneses que dominaron también en la competencia sonora, con tambores y ritmos casi marciales.

La aparente superioridad, sin embargo, no fue tan amplia como en la cancha. El aprendizaje comenzó pronto, con el primer gol de la japonesa Sawa, al minuto 13. La lección: los centros a balón parado son un arma que para un equipo mexicano, cuyo fútbol a veces es ingenuo, resulta mortal.

Frauenfußball WM 2011 Japan vs Mexiko
La japonesa Homare Sawa marca el primer gol contra México.Imagen: picture alliance/dpa

Así que rápido dejamos el eufórico recuerdo de Wolfsburgo. Nos sentimos solitarios, en medio de la casi desierta tribuna superior del Bay Arena, al amparo del atronador dominio japonés. Y faltaban aún tres goles en contra.

Soledad y serenidad se combinaron al percatarnos de las cualidades que llevarían a las niponas a tan clara superioridad: fuerza física, técnica individual, orden táctico, efectividad al marcar el gol, y experiencia en circuitos profesionales como la Bundesliga femenina, en la cual militan otras dos pilares del seleccionado japonés: Kozue Ando (FCR Duisburg) y Yuki Nagasato (Turbine Potsdam).

Coraje

Hecho curioso es que al igual que contra Inglaterra, el equipo mexicano tuvo momentos de buen fútbol. La defensiva que en el marcador lucía apabullada al final de la primera mitad (0-3) en general lució orden e incluso efectividad. Las fallas, como ya se decía, vienen endémicamente de jugadas por alto.

Otra falencia clara de las seleccionadas mexicanas se presenta a la hora de atacar. Muchos fuimos presa del coraje debido a la monotonía del ataque azteca, apostando a la habilidad individual de Maribel Domínguez, Marigol.

El técnico Leonardo Cuéllar reconoció que la jugadora no ha rendido en este mundial, y la sustituyó. En mal momento, la capitana negó el saludo a su entrenador al salir de la cancha. Pero Cuéllar tiene razón: la goleadora ex del FC Barcelona y hoy del L'Estartif de Calatuña ha mostrado poco, y es más, el equipo ha mejorado cuando ella sale.

Fans of the Mexican team wait for the beginning of the group B match between Japan and Mexico at the Women’s Soccer World Cup in Leverkusen, Germany, Friday, July 1, 2011. (AP Photo/Frank Augstein)
Hinchas mexicanos, al inicio del partido.Imagen: AP

Dolor y fiesta

Si bien los aficionados mexicanos abandonaron el estadio cabizbajos, y la cotización de las bufandas aztecas se desplomó de cinco a dos euros, el ambiente general fue de fiesta. Muchos escolares y familias se tomaron el día para ir al Bay Arena y pasar un rato agradable.

La diversión principal de los 22.000 asistentes fue hacer la “ola” que ya habíamos visto en Wolfsburgo. También dirigieron cánticos tanto a niponas como a aztecas. No fueron pocas las sonrisas, y ni un rostro triste surgió por esta lección bien aprendida.

Los japoneses tampoco estallaron en júbilo. Tienen en este mundial femenino un buen equipo, y lo saben. Como los mejores conjuntos, dejan la emotividad fuera de la cancha y se dedican a convertir la planeación en hechos.

¿Serenidad, coraje y fiesta? Ésas son cosas para el público, para algunas seleccionadas inexpertas, y para uno que otro periodista sentimentaloide, que rompe a llorar apenas escucha el himno de su país. Cuatro goles en contra, y ninguno a favor. También de dolor se aprende.

Autor: Enrique López Magallón

Editora: Emilia Rojas