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Venezuela: ni Guaidó ni Maduro

2 de abril de 2019

Temir Porras Ponceleón, ex asesor del Gobierno bolivariano, abogó en entrevista con DW por convencer al mundo de que la única salida es un diálogo entre todos los grupos políticos de Venezuela.

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Bildkombo Venezuela Guaido Maduro

Ex-asesor de relaciones internacionales de los presidentes Hugo Chávez (1999-2013) y Nicolás Maduro, Temir Porras Ponceleón, profesor invitado del Instituto de Estudios Políticos de París, no niega ser un chavista en desacuerdo con el gobernante actual, que fue su jefe en la cancillería venezolana entre 2007 y 2013.

Para él, aunque el colapso de los precios del petróleo en el mercado internacional no se podía manejar, la gestión económica "deficiente” y "inadecuada” de Maduro agravó la situación. Partidario de un diálogo entre líderes chavistas y de la oposición, Porras Ponceleón no acepta la autoproclamación del diputado Juan Guaidó como presidente interino del país. A su juicio, ni Guaidó no representa a toda la oposición, ni el presidente Maduro puede reclamar para sí la representación de todos los chavistas. 

Entre los analistas de la crisis venezolana hay dos extremos: unos defienden a Nicolás Maduro y otros lo llaman dictador. ¿De qué lado está usted?

No se trata de ponerse de ningún lado. Yo tengo una visión crítica del intervencionismo de los Estados Unidos en América Latina, sea por petróleo o no. (…) Los que dicen que el único problema en Venezuela es que Maduro es un "dictador” hacen una simplificación crasa de la situación. Si vamos hablar de los problemas de la democracia venezolana y del autoritarismo, evidentemente habría que analizar cómo se comportó Maduro, pero la oposición venezolana también tiene su responsabilidad por aprovecharse de los reflejos de autoritarismo y de la crisis económica y social causada por la gestión deficiente del Gobierno.

¿Hay algún tipo de diálogo en este momento entre la oposición y el gobierno?

En Venezuela siempre ha habido iniciativas. La palabra "diálogo" en Venezuela ha sido demonizada porque el antichavismo radical insiste que esta es una vía que se agotó. Además, este sector tenía la impresión de que el gobierno iba a caer ejerciendo presión en vez de dialogar. Pero en todos los sectores del espectro político venezolano, la mayoría de los líderes del chavismo y de la oposición tienen conciencia de que en Venezuela no hay otra solución que no sea por la vía del diálogo.

¿Por qué no cayó Maduro?

 

Porque no hay condiciones políticas para que Guaidó sea presidente. No tiene una mayoría política. Los militares venezolanos jamás lo aceptarían como comandante en jefe, ni que el Gobierno de los Estados Unidos designe a la persona que va a ser el presidente de la República y, en consecuencia, jefe de las Fuerzas Armadas. No hay otra salida que no sea la negociada. Hay que convencer de eso también a los gobiernos europeos y de América Latina, y al gobierno de los Estados Unidos.

Suponiendo que se celebren elecciones generales: ¿Maduro y Guaidó podrían participar?

En Venezuela no hay, a priori, ningún impedimento para ser candidato. Sin embargo, si queremos enfocar el conflicto en Guaidó y Maduro, podríamos pasar años simplemente viendo a Venezuela como un problema de confrontación entre dos personas. En realidad, ni Guaidó representa a toda la oposición, ni el presidente Maduro puede pretender representar la opinión de todos los chavistas. Venezuela no tiene por qué estar presa en una dicotomía entre los dos.

Usted escribió en febrero en el periódico británico The Guardian que Maduro ganó elecciones "legales, pero políticamente inefectivas”. ¿Qué quería decir con eso?

Yo quería decir que en Venezuela hay procedimientos legales. En este sentido, las elecciones de mayo fueron legales, porque fueron convocadas por el poder electoral. En ellas participó Maduro y ciertamente unos sectores minoritarios de la oposición. Henri Falcón fue candidato. De hecho, Maduro ganó esas elecciones y Falcón no señaló que hubiera un fraude electoral. Ahora, una elección ¿para qué se convoca? Para que el pueblo pueda decidir acerca de diferentes visiones del país. Entonces, en el fondo no sirvieron para nada porque no permitieron arbitrar el conflicto político venezolano a través de las urnas. A mí no es que me gusten esas elecciones ni que me agrade el resultado, pero no hubo elecciones fraudulentas.

¿Qué piensa usted de la postura de la Unión Europea frente a la crisis en Venezuela?

Yo la calificara de fantasista porque estaba basada sobre una hipótesis débil de que el reconocimiento de Guaidó iba a ser clave para que él lograra su objetivo de ser el presidente interino de Venezuela, y esto no sucedió. Por otro lado, es una postura muy poco constructiva, porque los gobiernos europeos lo que hicieron fue solo alinearse con la postura de los Estados Unidos.

Vinicius Mendes (er)

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