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"Nieve" en el desierto

20 de noviembre de 2009

Cada vez más droga procedente de América Latina es introducida en Europa a través de África occidental. Esto conlleva dramáticas consecuencias para los ya de por sí políticamente inestables Estados africanos.

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El Sahara, en la ruta de la droga.Imagen: picture-alliance/ dpa

El pasado cinco de noviembre, un avión de carga cayó por motivos desconocidos en medio del desierto del Sáhara, cerca de la ciudad de Gao, en Mali. Aunque no se encontraron restos de drogas en el interior del viejo Boeing, se sospecha que unas diez toneladas de cocaína podrían haber sido descargadas en el desierto antes de que el avión, de procedencia presuntamente venezolana, se desplomara.

“Un Boeing partió de Venezuela y aterrizó en una pista improvisada a 15 km de Gao antes de descargar cocaína y otros productos ilícitos”, declaró a AFP el responsable regional de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), Alexandre Schmidt. Todo indica a que éste es otro caso de contrabando de drogas a través de África occidental.

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Se sospecha que 10 toneladas de drogas ilícitas fueron descargadas desde un avión en el desierto del Sahara.Imagen: picture-alliance / united-archives/mcphoto

El Ministro del Interior venezolano, Tareck El Aissami, quiso quitar responsabilidad a su país respondiendo: “El avión no tenía matrícula venezolana y tuvo un simple accidente. Las grandes redes de medios estadounidenses han estado manipualando información para desmerecer a las tropas anti-drogas venezolanas”.

Aunque ni la carga, ni las víctimas del accidente aéreo fueron encontradas, sí fue localizado el número de serie del Boeing, 707 o 727, y el GPS (Sistema de Posicionamiento Global) y eso fue para la UNODC una evidencia de que el avión procedía de Venezuela.

“Al parecer se ha desarrollado una nueva dimensión en el tráfico de drogas, ya que un Boeing de ese tipo puede transportar hasta 10 toneladas de cocaína. Hasta ahora, la droga se transportaba en buques cargueros o pequeños aviones. El problema ha alcanzado dimensiones como nunca antes”, explicó Alexandre Schmidt.

África como punto de partida

En los últimos años la ruta a través del desierto se ha popularizado entre los traficantes procedentes de América Latina, especialmente de Colombia y Venezuela, como camino seguro para transportar las mercancías hacia Europa.

“Hoy hay cada vez más grupos de nigerianos que adquieren por sí mismos la droga en Brasil, la traen a África y la reparten después por Europa a través de la emigrantes que viven allí. Eso desarrolla una peligrosa competencia ya que, por el momento, los nigerianos son más fuertes y rápidos que los colombianos”, comentó Alexandre Schmidt.

El drama del tráfico de drogas

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El tráfico de drogas perjudica el desarrollo de numerosos países africanos.Imagen: AP

El problema del tráfico de drogas supone todo un drama para numerosos países africanos, ya de por si envueltos en situaciones de guerra civil y extrema pobreza. Debido a la inestabilidad de sus gobiernos, el comercio ilegal de drogas encuentra en estos lugares un destino preferente como punto de partida para distribuir la mercancía. Además de una posición estratégica ideal para introducir las remesas de droga en Europa, países de África occidental como Guinea Bissau, Nigeria, Mali, Mauritania y Sierra Leona viven situaciones políticas negativas en las que la corrupción y el tráfico ilegal están a la orden del día.

Debido a que las autoridades policiales de estos países tampoco oponen resistencia, aumenta el consumo de estupefacientes entre la población y los problemas que de ello se derivan, perjudicando paralelamente al progreso político y económico de estos lugares.

Aparte de ser un conducto para el contrabando de droga hacia Europa, de acuerdo al informe anual 2008 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), Africa figura como una de las principales productoras de cannabis y más de 42 millones de personas abusan del consumo de esta sustancia en este continente.

Autora: Alexander Göbel / Ana Sánchez Granado / dpa

Editor: Pablo Kummetz