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Opinión: Elecciones en Serbia y el cuento de buen europeo

Dragoslav Dedović.
3 de abril de 2017

El candidato proeuropeo ganó claramente las elecciones en Serbia, repiten los medios occidentales como un mantra. Con ello se le concede a Aleksandar Vučić una aprobación prematura que no merece, dice Dragoslav Dedović.

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Aleksandar Vučić, ganador de las elecciones presidenciales en Serbia
Aleksandar Vučić, ganador de las elecciones presidenciales en SerbiaImagen: Reuters/A. Bronic

¿Por qué, a pesar de sus tendencias autoritarias, tantos creen que el jefe de Estado serbio Aleksandar Vučić es un moderado? Debido, sobre todo, a que desde cuando Londres y Washington buscan darle la espalda a la UE, todo admirador de Bruselas parece bienvenido, así venga de Belgrado. 

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Ahora, el exprimer ministro de Serbia, este domingo elegido jefe de Estado, podrá gobernar sin mucha oposición durante los próximos cinco años. En las elecciones primarias, realizadas el año pasado, ya se había asegurado una mayoría parlamentaria de dos tercios. Desde los tiempos de Milosevic, nadie había concentrado tanto poder: Aleksandar Vuči también es líder del gobernante Partido Progresista (SNS).

Aunque en Serbia el presidente cumpla tareas representativas, no hay una independencia formal de las instituciones. El poder lo ejerce quien lo reclame con más fuerza. Vučić instalará entonces un gobierno que él pueda controlar. Si el gobierno hace buen trabajo, él sacará partido. Si no, va a distanciarse en público del mismo gabinete y pretenderá ser su más duro crítico, en público. Ya no tiene que hacer nada, él solo esperará que los demás lo hagan. Al final, alabará o castigará a sus fieles servidores.

Un (ningún) impecable demócrata

En Occidente saben que este "impecable demócrata”, en realidad, se comporta como lo peor en Serbia: insulta a periodistas, detesta a la oposición, y manipula a como de lugar. Pero mientras Vučić se muestre conciliador en la controvertida cuestión de Kosovo, Occidente reaccionará, pragmáticamente, minimizando el deplorable estado de la libertad de expresión y la Justicia en Serbia.

En comparación con el sangriento pasado, las actuales condiciones en Belgrado son casi idílicas. Incluso si se tienen en cuenta las actuales tensiones internas entre Bosnia-Herzegovina, Macedonia y Kosovo, Vučić aparece como un buen tipo que no le genera problemas graves a Occidente. En Serbia él puede hacer lo que quiera, como aparecer en los canales, diez veces más que los demás contrincantes, por ejemplo.

El estilo de gobierno de Vučićs será más moderado durante las negociaciones de adhesión a la UE. Esa es la débil esperanza, que podría, empero, resultar engañosa. Durante los próximos cinco años, en calidad de autócrata relegitimado, podría empezar a mostrar su verdadera cara.