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Opinión: Sin Mattis, a Trump solo le quedan aduladores

Michael Knigge
21 de diciembre de 2018

La renuncia del secretario de Defensa James Mattis es una consecuencia del retiro de tropas de Siria. Pero su salida es alarmante, opina Michael Knigge.

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USA Donald Trump und James Mattis
Imagen: Reuters/Y. Gripas

La lista de exfuncionarios de Trump es extensa, crece constantemente e incluye muchos nombres que no es necesario recordar. Pero el nombre que se agregará a la lista a fines de febrero es posiblemente el más importante hasta el momento: James Mattis.

El jefe del Pentágono anunció su inminente salida en una carta de dos páginas, después de la sorprendente decisión del presidente Trump de sacar a todas las fuerzas estadounidenses de Siria con efecto inmediato. La carta fue llamativa por dos razones. Primero, no contenía ni un elogio para Trump. Y segundo, dejó bastante claro que Mattis renunció porque su visión de la política exterior y de defensa de los Estados Unidos choca con la de Trump. Aunque tampoco es sorpresa alguna.

Mattis fue el único miembro del gabinete que se resistió abiertamente y de manera sistemática a prodigar elogios públicos a un presidente Trump en reuniones de gabinete que recuerdan más a una autocracia que a una democracia.

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Michael Knigge, corresponsal de DW en Washington

Visiones en conflicto

Para ser claros, Mattis, como cualquier persona al servicio de este presidente, es cómplice de muchas de las políticas abominables implementadas por esta administración, por ejemplo, la separación inhumana de los niños migrantes de sus padres. Pero a diferencia de otros, Mattis al menos trató de mitigar o evitar lo que consideraba las posiciones más desaconsejadas de Trump. Poco después de la elección, pero antes de que Trump prestara juramento, Mattis expresó públicamente no estaba de acuerdo con la promesa de Trump de volver usar la tortura como una herramienta de interrogatorio. Mattis, a pesar de sus dudas sobre el acuerdo nuclear con Irán, quería que Estados Unidos permaneciera en el pacto. Mattis también se mostró escéptico ante el encuentro de Trump con respecto a Corea del Norte, seguido de una incómoda broma luego de la cumbre que protagonizaron el presidente de EE.UU. y el dictador de Pyongyang.

Mattis tampoco estuvo de acuerdo con el deseo expresado a menudo por Trump de retirar las tropas estadounidenses de Afganistán y Siria. La orden del presidente dada a conocer en Twitter de retirar todas las tropas de Siria el martes (18.12.2018) fue probablemente solo la gota que rebasó el vaso.

Finalmente, y de manera crucial, Mattis se enfrentó con Trump sobre la alianza transatlántica. Durante la campaña presidencial, Trump llamó a la OTAN "obsoleta", una observación que nunca rechazó de manera convincente, ya que podría decirse que es lo que realmente siente por la alianza militar. Es aquí donde el contraste con Mattis no podría ser más marcado. Mattis, un general de cuatro estrellas cuya carrera incluyó liderar un comando de la OTAN, considera que la alianza es crucial y transmitió su apoyo a los aliados europeos de la OTAN.

Todo es pecuniario

Trump no cree en alianzas duraderas, no cree en valores compartidos o en la importancia de la historia. Para él, todo es puramente transaccional, todo es pecuniario. Este sentimiento choca con la visión del mundo de Mattis, que otorga importancia a las asociaciones duraderas y los valores comunes, que en términos generales ha sido la postura tradicional defendida por los presidentes de Estados Unidos.

Lo que hace que la salida de Mattis sea tan importante es que fue el último asesor influyente en el gabinete de Trump, cuya visión del mundo y del papel de EE. UU. se alineó con la de los socios europeos de Estados Unidos. Es por eso que los líderes y diplomáticos europeos consideraron a Mattis, cuya influencia había estado menguando durante algún tiempo, como un último baluarte contra un presidente totalmente errático e irresponsable. Con su aliado Mattis fuera, Europa y la OTAN deberían prepararse.

"El mundo es un lugar muy peligroso"

Cuando Mattis abandone su puesto a fines de febrero, Trump estará completamente rodeado de hombres que le dicen sí a todo, de aduladores, que báicamente se presentan ante una audiencia y siempre dicen lo que creen que el jefe quiere escuchar. Esa es una perspectiva amenazadora para el mundo, especialmente porque esta presidencia aún no ha alcanzado su punto medio.

En su reciente y despiadada declaración en apoyo al liderazgo saudí después del asesinato del periodista estadounidense Kashoggi, Trump declaró: "¡América primero! ¡El mundo es un lugar muy peligroso!" Puede sonar hiperbólico y alarmista, pero la salida de Mattis realmente podría permitir que Trump esté a la altura de estas palabras de una forma que ni siquiera podríamos imaginar.

(mn/eal)

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