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Opinión: Diesel, un tema interminable

Jens Thurau
3 de agosto de 2018

En 2017, en el momento más álgido de la crisis del diesel, se llevó a cabo una cumbre política en Berlín. El problema principal aún no ha sido abordado. Por ejemplo, las deficiencias estatales, considera Jens Thurau.

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Deutschland Fahrverbort in Städten
Imagen: picture alliance/AP Photo/M. Meissner

En realidad, el mensaje de los tribunales es inequívoco, y uno debe ser realmente sordo para ignorarlo: si la política, a nivel federal, estatal y local, realmente no hace algo en contra de la contaminación por dióxido de nitrógeno en muchas ciudades alemanas, entonces habrá prohibiciones de circulación. En parte de Hamburgo y probablemente en todo Stuttgart, ya existen. Y los expertos están de acuerdo: el problema solo puede resolverse mediante la remodelación de los vehículos a diesel antiguos. Es algo técnicamente complejo y costoso para los fabricantes de automóviles.

Este es un mensaje que a los políticos les gusta evitar, pero se acerca el momento de la verdad.

Muchas medidas, poco efecto

La "cumbre del diesel" en Berlín en agosto pasado, en el punto álgido de la crisis y en medio de la campaña electoral del Bundestag, tenía una larga lista de propuestas de políticas y reunió a políticos, líderes empresariales y expertos para ver cómo implementarlas.

"Queremos evitar las prohibiciones de conducir a toda costa", fue el mensaje. Desde entonces, casi 3 millones de los 5,3 millones de automóviles a diésel han sido equipados con un software de control de emisiones de última generación. También se ha iniciado un programa de emergencia de € 1 mil millones para equipar ciudades con buses electrónicos, mientras que 200,000 conductores de vehículos a diesel se han cambiado a modelos más nuevos, ayudados por una prima de compra.

La mosca en la sopa

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Jens Thurau

Todo lo que queda ahora es la reconversión y es aquí donde vienen las dificultades. El gobierno (en realidad todos los gobiernos cuando se trata de cambio ambiental y climático) muestra dificultades. El Ministerio de Medio Ambiente liderado por el Partido Socialdemócrata (SPD) está presionando para la adaptación técnica, mientras que el Ministerio de Transporte dirigido por la Unión Cristianodemócrata (CSU) no ha conseguido que los fabricantes de automóviles participen.

Estas son las mismas compañías que no tuvieron problemas en engañar a sus clientes con complicados trucos de software.

Y, como suele ser el caso, la canciller Angela Merkel está en el medio, esperando. Aunque ahora dice que quiere claridad sobre el asunto para fines de septiembre, es muy poco probable que gaste mucho capital político para obtenerlo ya que su partido hermano más pequeño, la CSU, dista mucho de ser un socio confiable.

Eso es lo que llaman deficiencia estatal. Lo que se debe hacer es obvio. Los expertos lo saben, los tribunales lo han dictaminado. Pero los políticos tienen sus propias lógicas de las que preocuparse y, en última instancia, ¿cuál sería el beneficio para los políticos? Mientras tanto, la democracia se va deshaciendo poco a poco.

Jens Thurau (DG/PANA)

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