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Papa pide a Bulgaria que no se cierre a los migrantes

5 de mayo de 2019

El papa Francisco habló en Sofía a las autoridades búlgaras, en su primer día de visita al país balcánico.

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Fracisco habló al presidente búlgaro, Rumen Radev.
Fracisco habló al presidente búlgaro, Rumen Radev.Imagen: Reuters/A. Konstantinidis

Francisco recordó que pasados 30 años del final del régimen soviético "que limitaba la libertad y las iniciativas", ahora Bulgaria debe afrontar las consecuencias de la emigración, con más de dos millones de búlgaros que han dejado el país.

Reconoció que Bulgaria está haciendo esfuerzos para que los jóvenes del país no se vean obligados a emigrar, y pidió mayores esfuerzos para que puedan encontrar "las condiciones que les permitan llevar una vida digna".

También hizo hincapié que Bulgaria tiene que hacer frente "al fenómeno de aquellos que buscan entrar a sus fronteras, para huir de la guerra y los conflictos o la miseria, e intentan alcanzar de cualquier forma las zonas más ricas del continente europeo, para encontrar nuevas oportunidades de existencia o simplemente un refugio seguro".

Por ello, ante un país que conoce bien el "drama de la emigración", el pontífice instó a las autoridades y al pueblo búlgaro a que no cierren "los ojos, ni el corazón, ni la mano a quien llama a vuestra puerta".

Bulgaria ha aplicado una política dura contra la migración, construyendo una valla metálica de más de 270 kilómetros en su frontera con Turquía, para evitar la entrada de los sirios, afganos y iraquíes que huían de la guerra.

Según Cáritas, en 2018 aproximadamente 2.500 personas buscaron asilo en Bulgaria, de los que solo 712 recibieron protección internacional. El Gobierno búlgaro rechazó el pasado año firmar el Pacto Migratorio de Naciones Unidas, que Francisco siempre ha promovido.

En otro momento de su discurso, saludó a los líderes ortodoxos y de otras confesiones y les indicó su "fuerte convicción" de que cada religión está "llamada a promover la armonía y la concordia" y abogada a instaurar "conexiones vitales entre civilizaciones, sensibilidades y tradiciones diferentes, y rechazando toda violencia y coerción."

Francisco saluda a niños búlgaros junto al primer ministro Boiko Borisov.
Francisco saluda a niños búlgaros junto al primer ministro Boiko Borisov.Imagen: Reuters/Y. Nardi

"Nuevos itinerarios de paz y de concordia"

El papa, que ha llegado a Bulgaria para continuar con su dialogo con las Iglesias ortodoxas, recordó que, desde hace 50 años, una delegación oficial búlgara, formada por las más altas autoridades civiles y eclesiásticas, realiza cada año una visita al Vaticano con ocasión de la fiesta de los santos Cirilo y Metodio, santos evangelizadores de la Europa del Este y venerados tanto por ortodoxos como por católicos, y enterrados en Roma.

Francisco pidió que el ejemplo de estos dos hermanos santos suscite que entre católicos y ortodoxos surjan "nuevos itinerarios de paz y de concordia". El papa se reunió también con el patriarca de la Iglesia búlgara, Neofito, en un nuevo gesto de acercamiento y de diálogo para conseguir la unidad entre los cristianos. Un encuentro en el que por sorpresa participó el exrey Simeón, primer ministro búlgaro entre 2001 y 2005.

En su discurso al Santo Sínodo (la institución que gobierna la Iglesia ortodoxa búlgara),  que no fue televisado, el papa recordó que "las heridas que a lo largo de la historia se han abierto entre los cristianos, son desgarros dolorosos causados al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia".

Y lanzó de nuevo su deseo de que entre católicos y ortodoxos se pueda "volver a encontrar la alegría del perdón y preguntar el día en que, con la ayuda de Dios, podremos celebrar el misterio pascual en el mismo altar". Algo que parece aún muy lejano como ha dejado claro la Iglesia búlgara informando de que no participaría en actos religiosos, oraciones o liturgias conjuntas con el papa.

Los ortodoxos búlgaros no cooperan en ningún diálogo ecuménico, no forman parte del diálogo teológico internacional católico-ortodoxo ni son miembros del Consejo Mundial de Iglesias y no participaron en el Gran Consejo panortodoxo en Creta, en junio de 2016.

Entre "el ecumenismo de la sangre" y "el ecumenismo del pobre"

En su discurso, Francisco se concentró en aquellos asuntos que deben unir a las dos confesiones y recordó que fueron muchos los cristianos en este país "que sufrieron por el nombre de Jesús, en particular durante la persecución del siglo pasado", lo que llamó "el ecumenismo de la sangre".

Y también se refirió "al ecumenismo del pobre", al exhortar a católicos y ortodoxos "a caminar y a actuar juntos para dar testimonio del Señor, sirviendo especialmente a los hermanos más pobres y olvidados".

El papa argentino recordó que este encuentro "tan deseado" es una continuación del que mantuvo san Juan Pablo II con el patriarca Máximo, durante la primera visita de un pontífice a Bulgaria, en 2002.

Después, visitó la catedral ortodoxa de San Alexander Nevsk, para rezar solo y en silencio ante el trono de los Santos Cirilo y Metodio.

rml (efe, dpa, ap)

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