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Polonia: derechos fundamentales en peligro

Paul Flückinger
25 de octubre de 2017

Hace dos años, el Partido Ley y Orden de Jaroslaw Kaczynski ganó por mayoría en Polonia. Desde entonces, el gobierno usa el pleno poder casi sin miramientos. Pero cumple las promesas electorales.

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Polen Medykow Ärzte Streik
Imagen: picture-alliance/dpa/J.Bednarczyk

Muchos médicos no fueron ayer (2.10.2017) a trabajar en Cracovia para apoyar a sus colegas en Varsovia, donde desde el 2 de octubre casi 25 asistentes médicos comenzaron una huelga de hambre. Con esta medida desesperada quieren exigir un aumento de sueldo, 550 euros más.

El Gobierno polaco, fiel a su línea dura, se muestra dispuesto a negociar tras tres semanas de protestas, pero por menos dinero. Polonia es el país con menor cantidad de personal sanitario de Europa debido al éxodo laboral: solo 2,2 médicos por 1.000 habitantes, el índice más bajo de la UE.

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Reacción típica del Gobierno

El partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS), de Jaroslaw Kaczynski, prometió a los polacos un aumento masivo en gastos sociales además de una profunda reestructuración estatal, llamada el "buen cambio”. Dos años después han podido cumplir las promesas sociales: las familias reciben por primera vez desde 1989 un subsidio por sus hijos. La edad de jubilación para las mujeres descendió de 67 a 65 años.

Sin embargo, también cumplen con promesas electorales que afectan profundamente las estructuras democráticas. Las cadenas de radio, televisión y la agencia de prensa PAP públicas se han sometido hasta ahora a los intereses del PiS.

La libertad de prensa está por ello en peligro, aunque el país cuenta tradicionalmente con una fuerte televisión y radio privadas. Los puestos de trabajo públicos se conceden teniendo en cuenta la pertenencia al partido. Lo mismo sucede con las empresas estatales. La UE ha abierto una causa legal contra Varsovia, pero el gobierno del PiS no ha reaccionado al respecto, porque sabe que puede contar con el veto de Hungría, donde los ultraderechistas están en el poder desde 2010.

Votación en el Cámara Baja de Polonia.
Kaczynski, el hombre fuerte del PiS en el centro (abajo). Imagen: Reuters/Agencja Gazeta/S. Kaminski

Opinión sobre política

Entretanto, el PiS ha restringido la libertad de reunión, lo que ha originado más protestas. En octubre de 2016, los polacos salieron en masa a la calle contra la prohibición del derecho al aborto (octubre 2016) y la reforma judicial (julio 2017). Según las encuestas del instituto de estadística IBRiS, el gobierno polaco contaría ahora con más apoyo de la población que hace dos años, el 38,4%.

Por el contrario, el instituto de estadística CBOS cuestiona estos resultados. Según los encuestados en marzo de 2017, el 58% de los polacos piensa que es mejor no opinar sobre su orientación política. Solo el 37% cree que lo puede hacer sin ningún problema. En 1993, fue al revés. El 60% estaba convencido de poder expresar su opinión política.

Manifestación en Varsovia.
Manifestación en Varsovia. Imagen: Getty Images/AFP/J. Skarzynski

¿Reestructuración en el Gobierno polaco?

Aunque el PiS parece contento con el resultado de las encuestas, se rumorea desde ahce semanas que el Gobierno planea una reestructuración desde noviembre. Se trata de medidas "cosméticas”: el Ministro de Infraestructuras y la primera ministra, Beata Szydlo, podrían estar en la lista negra, aunque Szydlo se ha mostrado como una leal gerente del jefe de partido. Por lo que no tendría sentido que dejase formar parte del Gobierno polaco.

Paul Flueckinger (RMR/CP)