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Políticos e industria automotriz: peligrosa cercanía

Kay-Alexander Scholz
2 de agosto de 2017

El dieselgate y el escándalo por el presunto cártel del automóvil no dejan descansar a los políticos germanos. En Alemania, la industria automovilística siempre ha estado estrechamente entrelazada con la política.

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Imagen: picture alliance/dpa/U. Anspach

La industria automotriz juega un papel clave en Alemania. "Necesitamos una industria fuerte e innovadora, pero, desde luego, también honesta", dijo a principios de esta semana la viceportavoz del Gobierno de Merkel, Ulrike Demmer, cuando se le preguntó en qué medida la canciller había participado en la organización de la cumbre del diésel, celebrada este miércoles (02.08.2017). Es necesario "criticar lo que hay que criticar, pero siempre teniendo en cuenta que se trata de una industria estratégicamente importante en Alemania", explicó.

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El sector automovilístico genera 800.000 empleos directos y es responsable de cerca de una quinta parte de las exportaciones alemanas. Asimismo, se estima que más de medio millón de empleos dependen indirectamente de la producción automovilística. Sin Volkswagen, Mercedes, BMW y los demás fabricantes, Alemania ya no sería una potencia económica.

Posiciones clave para lobistas

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Desde hace décadas existe un intenso intercambio entre los políticos y la industria automotriz, en el que los lobistas fungen como intermediarios. No son pocos los políticos que han cambiado de bando.     

Daimler, por ejemplo, contrató como lobista al exministro de Gobierno de Merkel Eckart von Klaeder, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). El exviceportavoz del Gobierno alemán Thomas Steg, con buenos contactos en el partido socialdemócrata, empezó a trabajar para Volkswagen. Matthias Wissmann, quien fue durante muchos años presidente de la Asociación Alemana de la Industria Automotriz (VDA, por sus siglas en alemán), había sido tanto ministro de Educación e Investigación como de Transporte. Por su parte, Martin Jäger, exlobista de Daimler, es ahora empleado del Ministerio del Interior del estado federado de Baden-Würtemberg.

Por si fuera poco, un 20 por ciento de las acciones del grupo Volkswagen pertenece al estado federado de Baja Sajonia. Y, por último, no hay que olvidar que, entre 1999 y 2003, el actual ministro de Relaciones Exteriores, Sigmar Gabriel, fue miembro del consejo de administración de esa multinacional. 

Cuantiosas donaciones de dinero

La industria automotriz también suele donar grandes cantidades de dinero a los principales partidos políticos alemanes. Al igual que en años pasados, en abril, Daimler donó 100.000 euros tanto a la Unión Demócrata Cristiana como al Partido Socialdemócrata de Alemania. En junio, la CDU y el partido liberal FDP recibieron cada uno 50.000 euros de los accionistas mayoritarios de BMW, Stefan Quandt y Susanne Klatten.

También el primer ministro de Baden Würtemberg, Winfried Kretschmann, de Los Verdes, recibió una donación de 110.000 euros de parte de la Asociación de la Industria Metalúrgica y Eléctrica.   

Economía vs. ecología

Alemania pretende fabricar un millón de coches eléctricos hasta 2020.
Alemania pretende fabricar un millón de coches eléctricos hasta 2020.Imagen: picture-alliance/dpa/Revierfoto

Sobre todo en el exterior, los grandes fabricantes de automóviles ganan mucho dinero y obtienen beneficios con la venta de vehículos potentes. El mercado nacional alemán, incluso el europeo, solo representan una parte del mercado global. Y no en todos los países los clientes insisten en coches ecológicos. En los grandes mercados como China e India, por ejemplo, los consumidores desean sobre todo tener un coche propio. 

Alemania aún está lejos de alcanzar la meta de fabricar un millón de autos eléctricos hasta 2020. Los coches son caros y las baterías no muy duraderas. De ahí que no debería sorprender que la industria automotriz pareciera estar más bien enfocada en la fabricación de coches potentes que en reducir las emisiones. "Una vez más, la comisión de investigación parlamentaria sobre las emisiones de gases de escape vehiculares comprobó que el Gobierno alemán antepone los intereses de los fabricantes a la protección de los consumidores y del medio ambiente", sentencia Christina Deckwirth, de la ONG "Lobbycontrol".

Autor: Kay-Alexander Scholz (VT/ERS)