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Sabor de la Quebrada de Humahuaca

9 de octubre de 2020

La Quebrada de Humahuaca, patrimonio de la Humanidad, se encuentra entre las regiones vitivinícolas más altas del mundo y cuenta ya con su denominación de origen. La bogeda Viñas de Uquía produce allí en condiciones climáticas extremas y de forma orgánica, siguiendo como filosofía el concepto de "terroir", que confiere a los vinos un sabor intenso y especial, en sintonía con la Pachamama.

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La producción de vinos de altura es tan exigente como lo son las condiciones climáticas en la Quebrada de Humahuaca, patrimonio cultural y natural de la Humanidad ubicado en Jujuy, en el extremo norte de Argentina. Esta región, de la mano de bodegas como Viñas de Uquía, inició hace varios años la exploración de la producción vitivinícola. Con éxito. Ya cuenta con una Indicación Geográfica, o denominación de origen, desde 2015. Esto atrajo a emprendedores como Claudio Zucchino, quien junto con su familia, dejó atrás la vida de la ciudad para iniciar una experiencia orgánica en dos viñedos de extrema altura. El clima en Humahuaca, entre las faldas de los Andes, se caracteriza por presentar alta radiación UV, grandes amplitudes térmicas diarias y precipitaciones que van desde los 130 a 280 metros anuales. La provincia norteña de Jujuy, en la frontera con Bolivia, cuenta con apenas 15 años de experiencia en el cultivo de variedades finas de uva y suma, de momento, unas 30 hectáreas que vegetan sobre el trópico de Capricornio. Allí, Viñas de Uquía, a 3.329 metros sobre el nivel del mar, es el segundo viñedo más alto del mundo, luego del récord Guinness de una viña en el Tibet a 3.563 metros. En Viñas de Uquía se produce según el concepto de "terroir". En este terruño las plantas deben enfrentar un clima hostil de acuerdo a todos los tratados de viticultura. Un clima desértico con menos de 150 mm anuales de precipitaciones y un sol que se impone a diario. Solo en época de vendimia existen algunos días nublados y lluviosos, el resto del año vitícola es muy seco. La altura aporta una amplitud térmica que se ubica en unos 20 grados que permite que la madurez de los frutos logre un ritmo óptimo. Los vientos son un factor determinante, en algunas zonas llega un frente norte cálido que favorece la maduración mientras que el las zonas más altas el viento sur, frío, modera la temperatura en la época más calurosa. El principal enemigo de la región son las heladas que llegan sin aviso, mucha veces antes de finalizar la vendimia. De manera que las variedades de ciclo largo -como Cabernet Sauvignon o Bonarda- no tienen margen, mientras que las de ciclo medio y corto, como Malbec y Sauvignon Blanc, están justas. Al momento los vinos de Jujuy son principalmente tintos y las vides no producen más de 500 gramos de uva al año. Por lo tanto se trata de tintos intensos y profundos con una acidez que desconcierta al bebedor desatento. Cuando el paladar espera solo un carácter alcohólico se sorprende con una frescura vibrante que define un medio de boca jugoso.