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Sarna o escabiosis: que no cunda el pánico

Gudrun Heise
27 de agosto de 2018

A la mayoría de nosotros, solo pensar en la sarna nos produce asco. La enfermedad es causada por ácaros que cavan túneles diminutos bajo la piel. La idea es aterradora, pero no hay motivo para el pánico.

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Illustration - Krätzmilbe
Imagen: Imago/Science Photo Library

Los ácaros parásitos, también llamados 'aradores de la sarna' son arácnidos de ocho patas que se introducen en el estrato córneo, o superior, de la piel. Allí se aparean y reproducen. Nuestro sistema inmunológico reconoce al intruso: "Reacciona con picazón y una reacción inflamatoria que aparece como eccema. Los pacientes se rascan, porque pica terriblemente", aclara el profesor Cord Sundkötter, quien dirige el Departamento de Dermatología del Hospital Universitario de la ciudad alemana de Halle. "En la mayoría de las personas, con un sistema inmunológico intacto, no se hallan más de diez o doce ácaros en la piel."

Casi todo el mundo siente asco si oye hablar de sarna. Y el término médico, escabiosis, tampoco disminuye esa sensación. Proviene del latín 'scabere' y significa justamente "rascar".  Los túneles cavados por los ácaros bajo la piel "pueden verse a simple vista. Se reconocen como pápulas [lesiones en la piel] alargadas. Al principio casi no se notan", dice el experto. Los ácaros miden apenas entre 0,3 y 0,5 milímetros, pero provocan una picazón insoportable. Los afectados suelen rascarse hasta herirse la piel. Y las cicatrices quedan. 

Un viejo problema y un refugio caliente

A la pregunta sobre si ha vuelto la sarna a aparecer con más fuerza entre nosotros, Sundkötter responde con claridad: "No, nunca desapareció. La enfermedad siempre ha existido en Alemania" y en todas partes. En los últimos tiempos, la gente tiene la impresión de que se ha vuelto más frecuente, reconoce el dermatólogo. Y expone varias posibles razones: "Es posible que los pacientes con picazón hayan sido tratados antes de forma diferente a hoy día. La cifra de casos de escabiosis, en realidad, no ha aumentado tanto como se piensa", asegura Sundkötter. "Pero la población lo percibe de otra manera." 

Los ácaros cavan túneles bajo la piel humana.
Los ácaros cavan túneles bajo la piel humana.Imagen: picture-alliance/Okapia KG

Los ácaros prefieren anidar en sitios donde la piel es fina y especialmente caliente. En la región genital, por ejemplo, en los pezones, en el borde lateral de los dedos. En adultos, no suelen anidar en el rostro o en la cabeza. En los niños, sin embargo, sí. "Puede ser que los niños se estén contagiando más ahora que antes, y en ellos es más difícil de renocer", apunta el galeno.

¿Cuán contagiosa es la escabiosis?

No es una enfermedad altamente infecciosa. Se necesita de un contacto corporal prolongado para contagiarse. "Como mínimo, de 10 a 15 minutos, probablemente más. Pueden ser contactos entre niños y padres, o relaciones intímas. Se ha especulado sobre si, con el aumento de enfermedades de transmisión sexual, ha aumentado también la escabiosis. Pero eso es pura especulación", asegura Sundkötter.

En la escabiosis común es, además, altamente improbable que las personas se contagien a través de un simple contacto con objetos, explica el especialista. Pero existe una segunda forma de la enfermedad, la llamada 'sarna crustosa', que afecta a personas con un sistema inmunológico deficiente.

El profesor Cord Sunderkötterder ha investigado sobre el diagnóstico y tratamiento de la escabiosis.
El profesor Cord Sunderkötterder ha investigado sobre el diagnóstico y tratamiento de la escabiosis.Imagen: W. Gerharz

Dado el caso, los ácaros que producen la enfermedad no son mantenidos a raya por el sistema inmunológico y se reproducen sin control. Las personas afectadas pueden albergar millones de estos ácaros bajo la piel. "Aquí, probablemente hasta la habitación en que se halle el afectado sea contagiosa. Las escamas que desprende la piel pueden flotar en el aire y estar infestadas de ácaros", admite Sundkötter.

Posible confusión

En personas con un sistema inmunológico debilitado, que se mueven con dificultad o que no pueden moverse, que están albergadas en residencias o refugios colectivos, el peligro de contagio es más alto. "Puede verse como una neurodermatitis, como una psoriasis o un eccema severo. Los que cuidan y entran en contacto con estos pacientes, muy probablemente, se contagian. De modo que surgen, una y otra vez, brotes que solo pueden ser controlados con mucha logística", detalla Sunderkötter. El fenómeno es conocido desde hace décadas.

"Si se observa a un hombre que se presenta ante el médico con pápulas o picaduras sobre el pene y una enorme picazón, el diagnóstico de escabiosis es relativamente seguro. En este caso, está bastante claro cómo se produjo el contagio", describe el doctor Sunderkötter. 

Que no cunda el pánico

Como sea, no hay muchas más consecuencias terribles que esperar de un contagio con escabiosis. Eso sí, la picazón es incómoda y difícil de soportar. "El tratamiento debe seguirse consecuentemente", insiste el dermatólogo. El afectado debe encremarse todo el cuerpo diariamente con un determinado medicamento. Permetrina se denomina su principio activo. Y este debe permanecer entre ocho y doce horas en el cuerpo. Debe tratarse todo el cuerpo, no zonas aisladas. Importantes es, también, cambiarse de ropa.

Un ácaro bajo el microscopio.
Un ácaro bajo el microscopio.Imagen: picture-alliance/Mary Evans Picture Library/Last Refuge/Ardea

En cuanto a la forma más aguda de esta enfermedad, la sarna o escabiosis crustosa, todos los objetos que han estado en contacto con el paciente se consideran altamente contagiosos y no deben ser tocados por otros. "En ese caso, hay que lavarlo todo, y limpiar a fondo los colchones, por ejemplo. O alejarlos dos o tres días, de modo que los ácaros mueran por sí mismos", aconseja Sundkötter. Lo mismo ocurre con objetos más pequeños, que deben ser empacados en plástico por varios días. 

Albergues, cuarteles y prejuicios

A quienes buscan protección, dice Sunderkötter "se les alude siempre como posibles infectados." Pero, si bien los refugiados han estado frecuentemente en situaciones que los vuelven vulnerables, en albergues colectivos, por ejemplo, también ellos suelen ser frecuentemente controlados y tratados en caso necesario. Lo mismo pasa entre los militares. También ellos conviven en cuarteles, donde la gente comparte un espacio reducido. 

Como sea, a través de los años, ha sobrevivido el prejuicio generalizado de que la sarna solo ataca a personas que no cuidan de su higiene. "Pero ese no es el caso", asegura Sundkötter. De hecho, "cuando uno se asea, hace que la sarna sea algo más soportable, pero no afecta para nada el contagio. Alguien que no se asee en absoluto, pero no tenga contacto con un infectado, no tiene de donde adquirir la sarna." Aunque la higiene nunca esté de más.

Autor: Gudrun Heise (rml/cp)

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