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Suspensión de Facebook: ¿jugada maestra de Maduro?

Enrique Anarte
29 de marzo de 2021

El presidente venezolano fue suspendido de la red social por promocionar un fármaco contra el COVID-19 sin base científica. Algo que aprovecha para volver a presentarse como víctima del “totalitarismo digital”.

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El presidente venezolano, Nicolás Maduro
El presidente venezolano, Nicolás MaduroImagen: Federico Parra/AFP/Getty Images

Facebook ha sacado la tarjeta roja a Nicolás Maduro. Desde que comenzó la pandemia del nuevo coronavirus, el presidente de Venezuela ha ido acumulando llamados de atención por violar las reglas de diferentes plataformas digitales contra las noticias falsas y la desinformación. Finalmente, la red social de Mark Zuckerberg ha suspendido durante un mes la cuenta del mandatario, luego de que este asegurase que el carvativir, también conocido como "gotas milagrosas José Gregorio Hernández”, es eficaz contra el COVID-19.

La mayoría de medios sociales, como Twitter, Facebook, YouTube o TikTok, han acordado establecer una serie de medidas para evitar la difusión de contenidos falsos o inexactos que supongan un peligro para la salud pública en el contexto de la pandemia. Facebook, que se guía por la Organización Mundial de la Salud, reaccionó así ante la ausencia de estudios científicos avalados que demuestren la eficacia del carvativir frente el coronavirus. Esto último no ha desalentado a las autoridades venezolanas, que han difundido el fármaco como una cura del COVID-19, lo han incorporado a los tratamientos e incluso lo han repartido en poblaciones vulnerables como la carcelaria.

"Cuando Maduro habla de totalitarismo digital, es un sobredimensionamiento”, dice a DW Iria Puyosa, experta venezolana en la intersección entre los medios sociales y la política. En su opinión, "parece ser una suspensión válida porque había una declaración previa de lo que no se podía hacer”. Además, "la suspensión es necesaria en términos de que esto tiene un altísimo impacto en la salud pública”. Asimismo, la experta considera que se trata de una decisión proporcional, pues no se elimina la cuenta, sino que solo se congela durante un período relativamente corto. "Esos tres elementos son lo que los estándares de derechos humanos establecen para las limitaciones a la libertad de expresión”, considera Puyosa.

Internet y las redes sociales han cobrado importancia en el escenario político venezolano, entre otras cosas, ante el aumento de la censura dentro y fuera de la red. Y el régimen es plenamente consciente de ello. Al menos 25 medios de comunicación digitales fueron bloqueados en 2020, año en que también aumentaron las detenciones de periodistas, según datos del Instituto Prensa y Sociedad. Pero Maduro acusa a Facebook de "totalitarismo digital”.

"La reacción del presidente se alinea con toda la retórica antiimperialista del chavismo por más de 20 años, es un discurso en el que las corporaciones privadas en general y particularmente las extranjeras son enemigas de la revolución”, explica Puyosa. En ese sentido, añade, el incidente con la gran red social "ayuda a reforzar ese discurso previo de una revolución acosada por el enemigo externo”. Un discurso que dista de haber quedado bloqueado, pues el gobierno de Maduro cuenta con muchas otras cuentas oficiales, de su partido y perfiles personales de sus oficiales que pueden replicarlo. "Para ellos”, subraya Puyosa, "ese tipo de sanciones son pura ganancia, les permite mostrarse como víctimas y amplifican su versión de los hechos”.

Víctor M. Mijares, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Los Andes, insiste en que la estrategia de Maduro "se enmarca en la política de hegemonía comunicacional que viene trabajando el chavismo desde hace alrededor de veinte años”. Pese a sus diferencias de estilo, tanto Hugo Chávez como Maduro han impulsado la presencia de la administración y el Estado venezolanos en las redes sociales, mucho más que otros países. Y no siempre con la única intención de tender puentes con la ciudadanía.

"El chavismo lleva trabajando la desinformación desde hace mucho tiempo, en lo sanitario pero también en muchos otros temas, también de derechos humanos”, recuerda Mijares. No obstante, los expertos recuerdan que en el contexto de la pandemia no se trata del único mandatario que ha promovido información carente de base científica. En el continente americano, líderes y expresidentes como Donald Trump en Estados Unidos, Andrés Manuel López Obrador en México o Jair Bolsonaro en Brasil también han sido señalados por sus inexactitudes y falsedades a la hora de tratar aspectos relacionados con el coronavirus.

Sin embargo, y pese al creciente acoso a la labor periodística, internet se ha convertido en un espacio de resistencia en términos de libertad de presa en Venezuela. Aunque las limitaciones técnicas no ayudan. Se calcula que la penetración de internet en Venezuela está en torno al 65%. El país tiene, además, la peor velocidad de internet de América.

Puyosa confía en el potencial de internet para dar cabida al debate social en Venezuela: "Hay estudios que apuntan a que es un espacio donde es posible discutir, de una manera más o menos civil, temas que generan polarización en el debate público y que la gente pueda construir consenso desde abajo, desde sus redes personales, y que esos procesos vayan restaurando el tejido social”. Mijares, por su parte, se muestra más escéptico: "Puede ser un diálogo muy abierto y franco, pero eso no significa que pueda ser constructivo”. En su opinión, "ha generado una mayor polarización y fragmentación de la población venezolana”.

(ers)