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¿Tiene Berlín bajo control la pandemia de coronavirus?

Sabine Kinkartz
26 de junio de 2020

Primero fue el barrio berlinés de Neukölln, y ahora es Friedrichshain: varios bloques de viviendas están en cuarentena en Berlín. Sin embargo, las autoridades han levantado restricciones de contacto.

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Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Sohn

El podcast llama el "Novedades del coronavirus” y lo presenta el virólogo más famoso de Berlín: Christian Drosten. En los últimos meses se ha ganado la confianza social por sus explicaciones ilustrativas y fácilmente comprensibles sobre cómo avanza exactamente la lucha contra la pandemia del nuevo coronavirus en Alemania y el resto del mundo.

El capítulo número 50 del podcast se publicó el pasado 23 de junio, pero el profesor Drosten no traía buenas noticias. "Hay claros signos de que el virus podría volver pronto a Berlín y a otros lugares”, dijo. El número de nuevas infeccione se había doblado desde principios de mes.

Durante varios días, el llamado factor de reproducción, también conocido como factor R, considerado un indicador clave de la expansión del virus, estuvo por encima de 1,0, cifra que debería hacer saltar las alarmas. No obstante, el Senado de Berlín decidió levantar 13 de las 25 restricciones relacionadas con el coronavirus que había impuesto en la ciudad. Entre otras cosas, se aumentó al doble el número de personas que pueden estar al mismo tiempo en una tienda de la capital alemana.

¿Cuál es la lógica?

El Gobierno local de Berlín -una coalición de socialdemócratas, poscomunistas de La Izquierda y Los Verdes- ha sido firme en su defensa de la necesidad de relajar las restricciones. Dilek Kalayci, el ministro regional de Salud, argumenta que todavía es posible aislar los brotes recientes de coronavirus en la ciudad.

Kalayci señala que los distritos de Neukölln y Friedrichshain-Kreuzberg, en los que hay gran preocupación sobre posibles nuevas infecciones en bloques de viviendas que alojan principalmente a personas de etnia gitana que viven en condiciones de hacinamiento. Un bloque entero y una serie de hogares individuales están en este momento en cuarentena. "Nuestra impresión es que todo está yendo bien”, dijo un responsable sanitario local.

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El bloque de Neukölln en el que hay cientos de personas en cuarentenaImagen: picture-alliance/dpa/W. Kumm

Las autoridades creen que la mayoría de los que ha dado positivo del coronavirus son miembros de una comunidad pentecostal entre la que este se habría propagado durante los servicios religiosos. Se sabe que uno de los pastores padece de COVID-19. No obstante, el religioso también viajó a otras ciudades, razón por la que las autoridades de Magdeburgo también están investigando si en su localidad se produjeron infecciones.

¿Qué está pasando en Berlín?

El ministro regional de Salud no puede garantizar que el virus no se haya infiltrado en el área que rodea a los bloques afectados, convirtiéndose en una amenaza para toda la ciudad. "El verdadero peligro”, dice Kalayci, "es que se propaguen las nuevas infecciones”.

Ello incluiría escuelas y enfermerías, dos de las cuales volvieron a cerrarse tras reabrir porque algunos niños dieron positivo. También existe el problema de que muchos en Berlín sencillamente han estado ignorando las reglas y recomendaciones. A Kalayci le preocupa que algunos hayan malinterpretado la relajación de las restricciones como una "luz verde para grandes reuniones familiares, sin distanciamiento ni medidas de protección”.

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¿A quién le importa?

Para ver lo imprudentes que se han vuelto algunos habitantes de la capital alemana solo hace falta darse un paseo por el centro de la ciudad. El verano ha llegado, y con él el calor. Una multitud recorre la avenida de Kurfürstendamm en ambas direcciones. ¿No vivimos en un tiempo de crisis? ¿No deberíamos tomarnos en serio la amenaza a nuestra salud? No aquí, según parece.

Es verdad que en casi todas las tiedas hay alguien en la puerta para asegurarse de que los clientes se pone el tapabocas. Pero una vez dentro, la vigilancia es mínima. La mayoría ignora las señales que indican cómo moverse dentro del establecimiento y mantener la distancia con los demás.

Es normal ver mascarillas por debajo de la nariz o en el cuello. Si se le pregunta a los empleados de seguridad, la mayoría ni lo intenta. Se han rendido.

Coronavirus | Berlin KaDeWe  wieder ganz geöffnet
No todos siguen las normas de distanciamiento al ir de comprasImagen: picture-alliance/dpa/B. von Jutrczenka

Riesgo sanitario en el transporte público

Por Kurfürstendamm se llega al legendario centro comercial KaDeWe, y ahí al lado está la parada de metro de Wittenbergplatz. El mensaje de los altavoces es alto y claro: todos los pasajeros tienen que cubrirse la boca y la nariz con una mascarilla. Pero una mujer de pelo grisáceo evidencia que no todos siguen la norma. Tres jóvenes bromean en el andén, dos de ellos sin tapabocas, el tercero la lleva, pero en el cuello.

Cuando las autoridades de Berlín anunciaron el levantamiento de las restricciones, también insistieron en que las mascarillas seguirían siendo obligatorias bajo multa de 50 euros. Reincidir subiría el monto a los 500 euros. El sindicato de la Policía berlinesa dijo que se actuaría contra los infractores, pero que los controles serían únicamente esporádicos.

Fiestas ilegales

La Policía ya ha interrumpido varias fiestas ilegales al aire libre organizadas por gente joven en parques y lagos. Los restaurantes y bares también han tenido que controlar a clientes que, sencillamente, ignoran las reglas de distanciamiento. Después de una o dos cervezas, "¿a quién le importa?”, parece ser el lema.

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Una manifestación en bote en el canal de Neukölln y KreuzbergImagen: picture-alliance/dpa/V. Bruckmann

¿Una segunda ola?

"La pregunta siempre es: ¿quién decide cuánto se ha llegado demasiado lejos?”, alerta el virólogo Christian Drosten mientras observa el gentío de los bares. La respuesta es: "Nadie lo va a decir”.

Quizás esto explique por qué su voz sonaba tan preocupada en ese capítulo 50 del podcast. "No soy optimista respecto a que las cosas vayan a estar tan tranquilas en un mes como ahora”. Y añade: "en dos meses vamos a tener un problema si no hacemos sonar las alarmas”.

Pero los berlineses no parecen listos para eso.

(eal/cp)

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