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TikTok en un búnker: la historia de una chica de Chernígov

Rayna Breuer
16 de mayo de 2022

Con humor cáustico, Valeria, de 20 años, compartió en la red social el tiempo que pasó refugiada en un sótano en Ucrania. ¿Cómo se encuentra ahora? DW conversó con ella.

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Bilderchronik des Krieges in der Ukraine | Straßenschild in Tschernihiw
Imagen: Andre Luis Alves/AA/picture alliance

Con una camiseta que lleva la inscripción "future”, Valeria Shashenok saluda a la cámara de Zoom, desde Milán. Hace pocas semanas llegó a esa ciudad, donde una familia italiana la acogió. Hasta su huida de Ucrania, se ocultó con sus padres en un sótano en Chernígov, una ciudad del norte de país, cercana a la frontera con Bielorrusia y Rusia.

Miedo y tedio

"Mi madre entró (el 24 de febrero) en mi cuarto y solo dijo: '¡Valeria! ¡En Kiev cayó una bomba y destruyó un edificio!”, cuenta la joven. Ella y sus padres reaccionaron rápidamente. Empacaron lo más necesario y se fueron al sótano. En ese entonces, su padre tenía un restaurante en el edificio y poco antes había remodelado el subterráneo. Había una ducha, WC y hasta un aparato para hacer ejercicios. Valeria pasó allí 17 días. "Era muy aburrido”, dice, pero afortunadamente había WLAN y ella tenía su celular.

TikTok y el mundo exterior

Valeria Shashenok pertenece a la generación Z, creció con Instagram y TikTok. Las redes sociales fueron su ventana al mundo, pero en ese momento era el mundo el que quería saber lo que ocurría en Ucrania. Por esos días marcaba tendencia en TikTok "Things that just make sense in …", donde la gente mostraba cosas peculiares en sus viviendas y ciudades, que solo tenían sentido allí.

Valeria en su triciclo, con su madre.
Tiempos pasados: Valeria en su triciclo, con su madre.Imagen: Valeria Shashenok

Valeria comenzó a compartir su vida cotidiana en el sótano. Con humor cáustico, mostró cosas que tenían sentido en su refugio. Por ejemplo, cómo es un desayuno en el subterráneo o cómo se puede preparar los tradicionales "Syrniki" (una especie de panqueques) sin disponer de una cocina. La resonancia fue grande. Valeria tiene entretanto 1,1 millones de seguidores. Su video de mayor éxito fue cliqueado 48 millones de veces.

El humor negro y sutil no solo tiene un papel central en los videos de Valeria. Los memes se han vuelto populares en los canales ucranianos en el curso de la guerra.

"Me gusta el humor negro, ayuda a superar tiempos absurdos”, dice la joven. "El humor es parte de nuestra cultura ucraniana. Los ucranianos creen realmente que la guerra terminará pronto, que ganaremos: quieren mantener el optimismo, no les queda otra cosa”, cuenta Valeria, y bromea diciendo que la vida en el sótano también tenía cosas positivas: a falta de leche de vaca, tomaban leche de avena y se alimentaban así de forma más saludable.

Huida de Ucrania

Tras haber pasado 17 días en el sótano, Valeria decidió escapar. Sola. Sus padres se quedaron en Chernígov. Pasando por Polonia y Alemania, llegó finalmente a Italia.

Valeria encontró refugio en Italia.
Valeria encontró refugio en Italia.Imagen: Valeria Shashenok

Desde allí, mantiene el contacto con sus amigos y familiares. Habla por teléfono a diario con sus padres, sobre todo con su madre. Y se comunica regularmente con Anton, un amigo que también quiso escapar, pero no lo consiguió. Una ley prohíbe a los hombres de entre 18 y 60 años abandonar el país. Anton se presentó en el ejército y monta guardia en una unidad militar, según cuenta Valeria.

A fines de marzo, supo por su madre que una bomba había matado a un primo suyo. "¿Qué hace Rusia en mi país? Me lo pregunto cada día. Putin dice que quiere protegernos del Gobierno ucraniano. ¿Cómo es posible? Teníamos una vida perfecta, no queríamos que Rusia nos protegiera”, dice la joven, que creció con el idioma ruso como lengua materna.

Planes para el futuro

Como todos sus compatriotas, Valeria espera que la guerra acabe pronto. Quiere regresar a Ucrania: "Extraño mi país. Cuando haya pasado la guerra, quiero volver".

A partir de esta semana, Valeria realiza una gira de lecturas. En el libro "24 de febrero... y el cielo ya no fue azul" ha recopilado sus fotos y vivencias desde la invasión rusa. "Le dedico el libro a los rusos, con la esperanza de que comprendan lo que nos han hecho”, dice, aunque no lo cree realmente. De todos modos, se propone seguir adelante, no solo en TikTok e Instagram. La joven colabora con organizaciones asistenciales de Chernígov y quiere reunir dinero para la reconstrucción de su ciudad.

(ers/ms)