Una solución inteligente

El automóvil es un verdadero barril sin fondo si se toma en cuenta todo el capital que se invierte en este medio de transporte. Hay que pagar su mantenimiento, gasolina, tenencia e impuestos. Y no olvidar el estacionamiento. Para personas que no lo usan constantemente es una verdadera máquina traga dinero.

Debido al fuerte incremento del impuesto a la gasolina, manejar se va convirtiendo poco a poco en un lujo que ha hecho que en Alemania se registre un lento cambio ideológico sobre la necesidad de poseer un automóvil. Si hasta hace unos años era indispensable tener por lo menos uno en la cochera, hoy en día muchos alemanes piensan detenidamente antes de adquirirlo.

Negocio redondo

En algunas ciudades alemanas se va estableciendo el sistema de coches compartidos o car-sharing. Especialmente interesante para las personas que no están supeditadas al automóvil. Ulrich Feber, es uno de los pioneros en Alemania del coche compartido. Su empresa Cambiocar tiene sede en Colonia y cuenta con 40 unidades. Por una módica cuota de 30 a 60 euros al año, dependiendo del modelo y tamaño de coche, y una cuota mensual de entre 3 y 6 euros, uno puede convertirse en miembro de Cambiocar. A estas cuotas fijas se suma un pago resultante de la combinación de horas rentadas y kilómetros recorridos. Esta última cuota sólo se paga cada vez que el cliente hace uso del vehículo.

Si desea rentar el choche basta con una llamada telefónica o un vistazo al internet. Se indica de cuando a cuando se utilizará el coche y a que hora exacta se planea regresarlo. Los coches están aparcados en céntricos estacionamientos en diversas partes de la ciudad. La llave del coche está dispuesta 24 horas del día y 7 días a la semana en un cajero automático. Después de hecha la reservación se recibe la dirección exacta del estacionamiento y la clave con la cual se puede abrir el cajero automático en el que se encuentra la llave.

Ahorro ecológico

Los tiempos en los que el coche compartido era cosa de ecologistas recalcitrantes han pasado. Quien no conduzca más de 10.000 kilómetros al año haría bien en vender su coche y hacerse miembro de una compañía de coches compartidos. Los expertos han calculado un ahorro de por lo menos 100 euros al año, además de las ventajas de tener un coche último modelo y en perfectas condiciones a disposición.

Los analistas esperan que este tipo de empresas registre un auge en los próximos años. No la preocupación por la ecología, sino el incremento del precio de la movilidad hace que cada vez más personas piensen si realmente es necesario recorrer un camino y con que medio vale la pena hacerlo. La empresa de Ulrich Feber registró un incremento del 100% en su cartera de clientes en un periodo de sólo seis meses. Cambiocar se ha convertido en la estación más grande de su tipo en toda Europa y crecerá aún más, después de su fusión con colegas de las ciudades de Brema y de Aquisgrán. El joven holding tendrá la ventaja adicional de poder comprar las flotillas a precios más ventajosos por el volumen de compra, lo que asimismo beneficiará al consumidor, perdón al conductor.