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Balotaje con un twist

Eduardo Méndez (EL)27 de octubre de 2014

Bajo la presidencia de José Mujica, las cosas le fueron demasiado bien a los uruguayos como para impulsar un cambio en el voto, opina Eduardo Méndez.

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Imagen: picture-alliance/dpa

La propuesta progresista de Tabaré Vázquez, candidato de la coalición izquierdista Frente Amplio, ganó la primera ronda de los comicios presidenciales en Uruguay. Sí, ganó. El bloque del presidente saliente José Mujica obtuvo un 47 por ciento de los votos y roza así nuevamente la mayoría parlamentaria. Al balotaje pasaron el candidato oficialista y Luis Lacalle Pou del opositor Partido Nacional. Muchos analistas esperaban más de los partidos opositores y algunos hasta daban por finalizado el ciclo del Frente Amplio.

En Luis Lacalle Pou se interpretaba una fuerza de cambio y el balotaje se anunciaba reñido en el escenario preelectoral. Anoche todo cambió. Con la resaca de la alegría para algunos y de tristeza para otros, Uruguay amanece hoy con más claridad política.

Tabaré Vázquez acude como gran favorito a la segunda ronda del 30 de noviembre, Lacalle Pou tendrá que hacer campaña para poder poner en peligro al virtual tercer presidente frenteamplista. La herencia de José Mujica tiene su peso, las cosas le fueron demasiado bien a los uruguayos para impulsar un cambio en el voto. Menos pobreza, menos desempleo y un crecimiento constante, esa es la realidad en el paisito.

Eduardo Méndez, subdirector de DW-TV Latinoamérica.
Eduardo Méndez, subdirector de DW-TV Latinoamérica.Imagen: privat

La apariencia no basta

A esa realidad se enfrentaron promesas, pero la apariencia juvenil de un candidato no basta para plantear una alternativa seria. Con fundamento la oposición le criticó al saliente Mujica asignaturas pendientes en las políticas de educación y en seguridad ciudadana. Pero en la suma, una fórmula política exitosa en tantos ámbitos, se merece la posibilidad de poder corregir sus lineamientos en esos campos tan centrales y sensibles para los uruguayos. La contrapropuesta, quedó claro, no convenció.

Cierto es que el Frente podría perder la mayoría parlamentaria y dependería de negociaciones para sus nuevos desafíos, necesitaría de un rol mas activo de la oposición. ¿Pero qué es eso si no un síntoma de normalidad democrática? A la democracia uruguaya le quedaría bien un parlamento activo, hacer partícipe a la oposición en las políticas del gobierno. Parece que hasta podría ser una última jugada magistral de Mujica y su visión de integración de toda una sociedad.

Y es que ya parece raro ese romance idílico entre los antiguos enemistados Blancos y Colorados en su desesperada lucha por volver al poder. Bordaberry, del partido Colorado, decepcionó con un 13,2 por ciento en la primera ronda y acto seguido volcó su apoyo en Lacalle Pou. Mientras que las fuerzas tradicionales insistían en campaña en la elevada edad de la cúpula del Frente Amplio, la alianza de sus noveles líderes tiene algo de desesperación.

De Vázquez se esperan ahora propuestas claras para terminar con la inseguridad ciudadana y mejorar las políticas educacionales. Cierto es que el Frente Amplio reforzó la economía uruguaya, base para terminar con la criminalidad basada en la extrema pobreza. Pero en su próximo mandato el Frente tiene que solucionar ese tema tan presente en la vida cotidiana. Lacalle Pou, más que criticar, tendrá que convencer con contenido, una oposición constructiva podría ser el paso a la presidencia del país. Algo más tarde de lo pensado.