1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Valdimir Putin da su última rueda de prensa

14 de febrero de 2008
https://p.dw.com/p/D7gn

En su última gran rueda de prensa como cabeza del Kremlin, Vladimir Putin no mostró en ningún momento el menor síntoma de cansancio, pese a la duración récord de cuatro horas y 40 minutos del acto. Ante más de 1.300 periodistas despejó todas las dudas sobre sus intenciones: Si el pueblo elige el 2 de marzo a su candidato predilecto Dmitri Medvedev como presidente, trabajará con tanta "entrega" como hasta ahora como jefe de gobierno.

Durante la sesión de preguntas rechazó, en el duro tono habitual, el programa antimisiles estadounidense y la futura independencia de Kosovo, pero también utilizó este día con los medios para hacer campaña en favor de Medvedev, y de sí mismo.

A su esposa, Liudmilla, "no le hace mucha gracia" su decisión de seguir en la brecha como primer ministro, confesó Putin, normalmente parco en alusiones a su vida privada. Y no, no colgará un retrato del nuevo jefe de Estado en su despacho, como es habitual entre los funcionarios. "Nos unen otras cosas", explicó el presidente ruso, en referencia a su larga amistad con Medvedev. "Confío en él, es una persona honesta y con una buena formación. Un presidente digno. Y entre nosotros hay química", afirmó.

Aunque reconoció que en el pasado tuvo "distintos puntos de vista" con Medvedev, a veces ha sido él quien a menudo ha debido corregir sus opiniones. A partir de ahora, cuando Medvedev sea el jefe del Kremlin tendrá la última palabra y asumirá la responsabilidad. "Tenemos suficientes competencias y las repartiremos bien", dijo Putin. En el futuro, Putin se encargará de las cuestiones presupuestarias, sanitarias, la protección del medio ambiente y la cultura, y cooperará en esta forma de reparto doble mientras pueda hacer realidad sus objetivos.

Los periodistas, tanto de medios internacionales como rusos, abordaron sólo ocasionalmente cuestiones escabrosas. Entre ellas, recordaron las acusaciones de fraude electoral en los comicios a la Duma de diciembre, la violencia en muchas escuelas o la "falta de educación moral". Pero Putin siempre respondía con audacia.

"Hay problemas, pero no es el apocalípsis", señaló. "Quedan muchos campos por arar", pero se ha alcanzado mucho con el aumento de los salarios, la fortaleza del crecimiento económico y el incremento de la natalidad. El pueblo está contento con la evolución del país, y por eso la lucha electoral está siendo tranquila: ¡La democracia es el poder del pueblo!, exclamó.

Quien tuvo la ocasión de escuchar a Putin sobre el podium entendió sus respuestas como el discurso de asunción del cargo del nuevo primer ministro. Atajará problemas como el sistema de pensiones, la pobreza, la corrupción, la inflación o el descenso de población en el este con un nuevo equipo de gobierno y no, no habrá devaluación del rublo, pero sí reducción de tropas. "Necesitamos una fuerza compacta, no pobres mendigos sin motivación", afirmó.

Decenas de medios leales al Kremlin aprovecharon la jornada también para agradecer a Putin la estabilidad que, desde su punto de vista, ha logrado en estos ocho años. Hubo quienes viajaron desde Chechenia y el Cáucaso norte para alabar sus avances y una mujer de la revista "Chanson" le entregó una carta personal por el Día de San Valentín.

Para Putin, su propio balance reza así: "Estos ocho años he trabajado como un esclavo de la mañana a la noche. He logrado todos los objetivos. No veo ningún fracaso serio". Y su intervención culminó como las buenas obras de teatro, con un fortísimo aplauso.