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Venezuela: el primer día sin Chávez

6 de marzo de 2013

DW habló con dos conocedores del acontecer venezolano sobre el escenario político que ha traído consigo la muerte del presidente Hugo Chávez. ¿Puede la Constitución poner fin a la incertidumbre que paraliza al país?

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Imagen: picture-alliance/dpa

Cuando se anunció el fallecimiento del presidente venezolano, Hugo Chávez, este martes (5.3.2013), muchos de sus opositores esperaban que un nuevo escenario político claramente normado por la Carta Magna –la “falta absoluta” del jefe de Estado– acabaría con la incertidumbre que, a su juicio, paraliza prácticamente al país. Sin embargo, las declaraciones hechas en las últimas horas por varios ministros y parlamentarios oficialistas incurrieron en contradicciones que parecen enturbiar el horizonte en lugar despejarlo.

Poco después de que Fernando Soto Rojas, diputado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), asegurara que el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, debía asumir la jefatura del Estado y llamar a elecciones presidenciales en el curso de los próximos treinta días, tal como lo establece la Constitución, el ministro de Exteriores, Elías Jaua, señaló que sería Nicolás Maduro, vicepresidente de la República y delfín de Chávez, quien sucedería al otrora hombre fuerte de Caracas frente al timón, al menos de manera interina.

El ministro de Defensa, Diego Molero, procuró tranquilizar a la población, comunicando que las Fuerzas Armadas garantizarían el orden constitucional y la seguridad en las calles, pero también enfatizó que la institución castrense haría lo que estaba en sus manos para profundizar la “revolución” y cumplir el deseo articulado por Chávez antes de morir: el de llevar a Maduro a la primera magistratura.

Por otra parte, preocupa también la violencia perpetrada por civiles identificados con el chavismo. En Caracas, una periodista colombiana fue agredida físicamente en las inmediaciones del Hospital Militar Carlos Arvelo, donde Chávez pasó sus últimas horas, y las carpas de los estudiantes que protestaban frente a la Dirección Ejecutiva de la Magistratura para exigir información transparente sobre la salud del presidente fueron incendiadas por un grupo de motorizados este 5 de marzo. ¿Qué tan seriamente deben ser tomados estos episodios de violencia, las contradicciones del Gabinete de Chávez y sus implicaciones de cara a la Constitución?

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El vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro, intentará seguir los pasos de Hugo Chávez.Imagen: Reuters

¿Maduro, a como dé lugar?

“En lo que concierne a las agresiones, éstas no son una novedad. El Gobierno de Chávez tiene bajo sus órdenes a una milicia que participa en paradas militares y otros eventos oficiales, y que ha venido actuando en los últimos años como fuerza de choque contra los opositores que protestan en las calles”, comenta Manuel Silva-Ferrer, investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín y del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (Ininco), en la Universidad Central de Venezuela.

“Además, bastó oír la alocución del ministro de Defensa en el Hospital Militar este martes (5.3.2013) para percatarse de que las propias Fuerzas Armadas venezolanas se están presentando a sí mismas, no como una fuerza institucional al servicio del orden constitucional, sino como el brazo armado del partido de Gobierno, el PSUV”, sostiene Silva-Ferrer, acotando, sin embargo, que el cuerpo militar continúa siendo muy heterogéneo, a pesar del proceso de depuración que ha atravesado desde el golpe de Estado del 11 de abril de 2002.

“En lo que respecta a los pronunciamientos contradictorios de los ministros, todo indica que Maduro dejará de ser vicepresidente para convertirse simultáneamente en presidente interino de la República y en candidato a la jefatura del Estado, cuando se haga el llamado a las urnas”, dice Silva-Ferrer.

“Eso es preocupante”, subraya el experto de Berlín, explicando que la “lectura retorcida” que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) hizo de la Constitución para permitir que Chávez continuara gobernando a pesar de su enfermedad –bajo el argumento de la “continuidad administrativa”– le allanará el camino a otras irregularidades. “Las veinte gobernaciones en manos del chavismo y todas las instituciones del Estado –porque en Venezuela no existe la autonomía de los poderes públicos– van a unir fuerzas para que Maduro, el ungido de Chávez, asuma la presidencia durante el mayor tiempo posible”, añade Silva-Ferrer.

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Frente a la efigie de Chávez, Maduro, con el traje tricolor, y Diosdado Cabello, presidente del Parlamento, con uniforme militar.Imagen: Reuters

“Continuidad administrativa”

La última vez que Chávez le dirigió la palabra a sus compatriotas sin intermediarios fue el 8 de diciembre de 2012 –dos meses después de haber sido reelegido presidente de Venezuela– cuando “encadenó” las emisoras locales de radio y televisión para informar que su enfermedad había empeorado, anunciar que sería operado en Cuba y presentar oficialmente a su sucesor –el vicepresidente, Nicolás Maduro–, por si llegara a perder su lucha contra el cáncer. Su prolongada convalecencia impidió que volviera a tomar posesión del cargo.

“La ceremonia de juramentación debería haber tenido lugar el 10 de enero; pero, haciendo una lectura oblicua de la Constitución, el TSJ sentenció que ese acto protocolar era ‘un mero formalismo’ porque Chávez no era un mandatario nuevo, sino un presidente en ejercicio que había pedido permiso al Congreso para ausentarse del país”, cuenta Silva-Ferrer. La corte desestimó la necesidad de crear una junta médica independiente para determinar si Chávez podía seguir gobernando o si se debía declarar su “falta temporal”.

Ahora que se ha confirmado la muerte de Hugo Chávez, nadie puede negar que la suya sea una “falta absoluta”; pero la omisión del “formalismo” en cuestión, defendida por el TSJ, alteró significativamente las circunstancias: si entre los mandatos 2007-2013 y 2013-2019 de Hugo Chávez existe una “continuidad administrativa”, el vacío dejado por la desaparición física del presidente puede ser llenado por el vicepresidente, Nicolás Maduro, sin inconvenientes jurídicos. “No es la Constitución, sino los intereses políticos del PSUV lo que guiará la actuación de las instituciones”, lamenta Silva-Ferrer.

“A estas alturas, nadie se toma muy en serio la Constitución venezolana. La Carta Magna ya ha sido torcidas varias veces en los últimos meses. Yo no percibo que la situación haya cambiado de manera cualitativa debido a la muerte del presidente. Aquí lo que se está tratando de hacer es administrar el mito de Chávez de la manera más efectiva posible y, supuestamente, cumplir su último deseo. La forma de transición que estamos presenciando en el seno del chavismo viene siendo preparada desde diciembre de 2012 y ahora se intentará materializar lo que se planificó”, afirma Nikolaus Werz, de la Universidad de Rostock.

Autor: Evan Romero-Castillo

Editora: Emilia Rojas