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Venezuela: ¿manda Maduro gracias a Putin?

1 de mayo de 2019

La Casa Blanca asegura que el hombre fuerte de Caracas, Nicolás Maduro, estaba por abordar un avión y exilarse este 30 de abril cuando los rusos lo disuadieron de huir. ¿Tiene el Kremlin una vara tan alta en Venezuela?

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Venezuela Präsident Nicolas Maduro trifft russischen Präsident Wladimir Putin
Nicolás Maduro (izq.) y Vladimir Putin, fotografiados durante su encuentro el 5 de diciembre de 2018.Imagen: picture-alliance/dpa/M. Shemetov

Como otra ficción del Gobierno estadounidense. Así es percibido por muchos el alegato hecho por el Secretario de Estado, Mike Pompeo, para explicar el revés que sufrió este martes (30.4.2019) el plan de derrocar al hombre fuerte de Venezuela, Nicolás Maduro, mediante un alzamiento militar. En entrevista con el canal de noticias CNN, el exdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) aseguró que Maduro “estaba listo” para abordar un avión y exilarse en Cuba cuando “los rusos le dijeron que se quedara”. Sin identificar a sus fuentes, Pompeo destacó que Estados Unidos había consultado a “decenas y decenas de personas en el terreno”.

Esa aseveración de Pompeo se estrelló contra un muro de incredulidad y, ahora, buena parte de lo que el diplomático y otros portavoces de la Casa Blanca dijeron sobre los sucesos de este 30 de abril en Venezuela está en riesgo de correr la misma suerte. El presidente Donald Trump culpó a los 25.000 cubanos presuntamente infiltrados en las fuerzas de seguridad y los servicios secretos venezolanos de haber frustrado la acción para remover a Maduro del poder. Si bien esa acusación tiene fundamento, la Antilla Mayor ha demandado pruebas irrebatibles de su injerencia en Venezuela y Estados Unidos no ha querido exhibirlas.

Igualmente trascendente, el asesor en seguridad nacional de Trump, John Bolton, y el enviado especial de Estados Unidos para la cuestión venezolana, Elliott Abrams, insistieron este 30 de abril en que tres hombres de confianza de Maduro –el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López; el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno; y el Comandante de la Guardia de Honor Presidencial, Iván Rafael Hernández– habían negociado durante meses con sus opositores para desconocerlo como mandatario y reconocer al antichavista Juan Guaidó como jefe de Estado interino. Sin embargo, Padrino López ha vuelto a jurarle lealtad a Maduro.

Venezuela Juan Guaido vor Airforce Base La Carlota in Caracas
Guaidó, flanqueado por algunos de los militares alzados el 30 de abril de 2019.Imagen: Getty Images/R. Briceno

La conexión Moscú-Caracas

No es del todo inverosímil que el Kremlin tenga vara alta en el país sudamericano. En el artículo “Los lazos de corrupción entre Rusia y Venezuela”, publicado en la edición más reciente de la revista Foreign Affairs Latinoamérica, los politólogos Alejandro Cardozo Uzcátegui y Víctor Mijares describen los factores que convierten a esa relación bilateral en una genuina simbiosis, a pesar de que la élite política y los empresarios rusos parecen sacarle más beneficios que sus homólogos venezolanos. No obstante, la frecuencia con que el Ejecutivo de Trump pone a circular falsedades en los medios atiza las dudas en torno a las palabras de Pompeo.

“Más allá de si es cierto o no que Moscú disuadió a Maduro de huir hacia La Habana, ¿qué se ganó al comunicar que el Kremlin tiene semejante influencia política en Caracas? Esa fue una admisión de fracaso. Pompeo concedió que Rusia está en capacidad de sabotear negociaciones que Estados Unidos tardó semanas o meses en propiciar. Pompeo confesó que el Ejecutivo de Trump fue derrotado por el Gobierno de Vladimir Putin, justo cuando la Casa Blanca anuncia que la Doctrina Monroe sigue estando viva”, comenta Juan Carlos Hidalgo, especialista en asuntos latinoamericanos del Instituto CATO, con sede en Washington.

“Frente a las cámaras de un canal de televisión visto por millones de personas, Pompeo le atribuyó una victoria mediática significativa al Kremlin”, subraya el analista político. “De momento no sabemos si la afirmación en cuestión es veraz o no. Lo que sí sabemos es que la presencia rusa en territorio venezolano es real. Aunque China era considerada hasta hace unos meses como el principal patrocinador del régimen chavista, la situación ha cambiado. Pekín ha dejado claro que apoya a Maduro en términos meramente financieros y comerciales, mientras que Moscú parece querer replicar en Caracas lo que hizo en Damasco”, señala Hidalgo.

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Maduro, en primer plano. A su lado, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López.Imagen: Reuters/Miraflores Palace

La apuesta de Putin

“Putin respalda a un dictador que comparte su talante antiestadounidense para obtener ciertos beneficios más fácilmente, pero más por razones geoestratégicas que económicas. No estoy diciendo que Rusia no tenga intereses económicos en Venezuela; claro que los tiene”, subraya el experto del Instituto CATO, recordando, por ejemplo, que CITGO, la refinería venezolana en suelo estadounidense, le ofreció el 49,9 por ciento de sus acciones a la petrolera estatal rusa como garantía de pago de un préstamo que ROSNEFT le hizo a PDVSA. “Lo que quiero transmitir es que para Moscú parece ser más importante llevarle la contraria a Washington”, acota Hidalgo.

“En la Venezuela de hoy no hay garantía de éxito para ningún inversionista. Por eso, a mis ojos, las inversiones rusas en esa nación no bastan para justificar el grado de respaldo político a Maduro que se le está endilgando a Putin”, resume. El politólogo Daniel León, del Coloquio de Estudios Latinoamericanos (CELLE) de la Universidad de Leipzig, coincide con Hidalgo: “Putin ha apostado a la prolongación del Gobierno de Maduro cooperando con él económica y militarmente para provocar a Estados Unidos, pero toda apuesta tiene su límite. Me parece descabellado que se presente al Kremlin como el actor decisivo para la permanencia del chavismo en el poder”.

A juicio de León, la declaración de Pompeo también es ilógica desde la perspectiva de la política exterior rusa: “América Latina está demasiado lejos de Rusia; el costo de convertir a Venezuela en su cabeza de playa en la región es demasiado alto”, sostiene el analista de Leipzig, trayendo a la memoria que, incluso en tiempos de la Unión Soviética, el espaldarazo que el Kremlin les dio a grupos comunistas latinoamericanos fue discreto. León comparte también la opinión que Anatoly Kurmanaev, reportero de The New York Times apostado en Caracas, publicó en Twitter este 30 de abril: “Repentinamente, Rusia, que no puede persuadir ni a sus aliados y vecinos Bielorrusia y Kazajistán de hacer lo que ella dice, es quien tiene la última palabra en una errática cleptocracia al otro lado del mundo. Ni siquiera Fidel obedecía tanto a Moscú”.

Evan Romero-Castillo (gg)

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