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Zapatero ya es presidente de España

Luna Bolívar Manaut11 de abril de 2008

La sala rompió en aplausos cuando José Bono, presidente del Congreso español, anunció que José Luis Rodríguez Zapatero contaba con la mayoría necesaria, simple en este caso, para ser investido jefe del Ejecutivo hispano.

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Zapatero explica en el Congreso de los Diputados su "idea de España".Imagen: AP

Que José Luis Rodríguez Zapatero iba a ser el próximo presidente de España se sabía desde el nueve de marzo. Pero el camino oficial es el camino oficial y no acepta atajos. El miércoles, Zapatero se expuso por primera vez a la votación de sus colegas parlamentarios. Y no logró ser investido. Tampoco es que hiciera mucho por conseguirlo. Esta sesión en la Cámara baja tenía para el Partido Socialista español dos funciones: servir de púlpito al discurso de Zapatero, en el que esbozó su “idea de España”, y recalcar que el futuro Ejecutivo no se casa con nadie, y menos con los nacionalistas.

Exactamente 48 horas después, Zapatero se ha dejado votar por segunda vez. Ahora le bastaba la mayoría simple y esa la completan sus propios diputados. Y así, por la vía que conduce hacia el gobierno en minoría, Zapatero ya es presidente. Si cumple con lo prometido, estará cogiendo el teléfono para llamar a sindicatos y empresarios y proponerles un pacto por el empleo. Enfrentar la recesión económica será su primera tarea en el revalidado cargo.

Una brecha profunda

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Cristianodemócratas (CDU) y socialdemócratas (SPD), forman gobierno en Alemania.Imagen: dpa

“En Alemania contamos con una larga tradición de gobiernos de coalición y los gobiernos en minoría son algo fuera de lo normal. En el caso español sucede lo contrario”, dice Sören Brinkmann, profesor en la Universidad alemana de Erlangen y autor de numerosos libros sobre España.

¿Le falta a la política española madurez para que dos partidos logren sellar una unión a cuatro años? “No creo que sea una cuestión de madurez. En la situación actual, Zapatero tiene buenos motivos para evitar una coalición, ya que todos los socios potenciales presentan desde el punto de vista de los socialistas grandes dificultades”.

La sangría de votos ha dejado a Izquierda Unida y Esquerra Republicana de Catalunya reducidas al mínimo existencial en el Congreso. Soberanistas duros y partidarios de la moderación libran una lucha fraternal dentro del Partido Nacionalista Vasco, y los catalanes de Convergencià i Unió son la oposición al Ejecutivo regional catalán, formado entre otros por los mismos socialistas.

FDP Logo
Los liberales alemanes como partido bisagra, aunque más cercanos a la CDU.

¿Y una gran coalición de socialistas y populares a la alemana? La posibilidad se perfila tan remota como poco factible. “Una gran coalición sería útil en España para sacar adelante cuestiones como la reforma de la Constitución y otras muchas que requieren un amplio consenso. Pero ni siquiera puedo imaginarme qué condiciones tendrían que darse, personal e ideológicamente, para que algo así pudiera funcionar”, comenta Brinkmann, “en España, la derecha y la izquierda están separadas por una brecha muy profunda.”

En el panorama político se echa de menos un partido como el FDP, los liberales alemanes que hacen de bisagra entre los grandes y dan vida al juego de coaligador, opina Brinkmann. “Mientras que los partidos nacionalistas sigan siendo necesarios para formar mayorías, las influencia de las comunidades en la política nacional va a seguir siendo asimétrica, lo que alimenta el malestar las regiones excluidas.”

¿Replanteamiento en el PP?

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José Luis Rodríguez Zapatero con su mujer Sonsoles Espinosa la noche electoral.Imagen: AP

Así las cosas, Zapatero gobernará, como ya lo hizo durante la anterior legislatura, en solitario y en minoría. Pero hace cuatro años el presidente fue investido a la primera. En la historia reciente de España, sólo un jefe de Gobierno tuvo antes que él que recurrir a la segunda vuelta: fue Leopoldo Calvo Sotelo en 1981, y aquella sesión de investidura del 23 de febrero se recuerda más por el intento de golpe de Estado del teniente coronel Antonio Tejero que por el hecho de fructificar tras dos intentos.

El terrorismo de ETA, las dificultades económicas, los problemas con el sistema judicial, la presidencia española de la Unión Europea, varios son los desafíos que el destino político le tiene reservado al Partido Socialista. De nuevo habrá que emplearse a fondo en la labor negociadora. Los grupos minoritarios del Parlamento han sido objeto ya de algún disimulado cortejo por parte de Zapatero. Al Partido Popular se le ofrecen pactos, que no caen en saco roto. El lenguaje político, como demostraron las dos sesiones de investidura, se modera.

Mariano Rajoy
Mariano Rajoy y su esposa Elvira Fernández Balboa, la noche del nueve de marzo.Imagen: AP

“El PP asumió los últimos cuatro años el papel del agresor, del agresor muy polémico. La derrota electoral le ha obligado a replantearse su estrategia”, dice Brinkmann, “pero no me atrevo aún a asegurar que este replanteamiento vaya a tener consecuencias en el sentido de una política de oposición más suave. Dentro del PP hay voces moderadas, pero también muchos seguidores de la línea dura, y no tengo la impresión de que el ala moderada se haya impuesto definitivamente.”

El Partido Popular está rasgado en su interior. Los responsables de las grandes victorias en los últimos comicios, Esperanza Aguirre en Madrid y Eduardo Zaplana en Valencia, representan a la “línea dura” culpable en parte del resto de las derrotas. Mariano Rajoy, elegido candidato por José María Aznar, se muestra ahora como la cruz del aznarismo y empieza a reservar asientos para su propia gente.

Del camino político que elija el PP dependerá en gran medida el entendimiento con el nuevo Gobierno, y la viabilidad de los pactos con los que se quieren solucionar tantas cosas. El bipartidismo que trajeron las urnas dificulta, aunque no impide, el gobierno al margen de los populares.