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Feria del Libro de Cuba: una cuestión política

Oliver Samson/pk3 de febrero de 2005

En Cuba comenzó el jueves la XIV Feria del Libro. La exposición es una fiesta popular en la isla... y una complicada cuestión política y cultural.

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Cartel de la Feria del Libro de Cuba 2005.


La Feria, este año dedicada al Brasil, se llevará a cabo del 3 al 13 de febrero en la fortaleza de San Carlos, en La Habana. Luego pasará del 14 al 20 a Pinar del Río, Matanzas y la Isla de la Juventud y culminará el 6 de marzo en Santiago de Cuba, luego de presentarse en 35 ciudades.

Se trata de la mayor feria del libro de América Latina después de la de Guadalajara, México. Unos 100 expositores, aproximadamente la mitad del exterior, representan este año a 500 editoriales.

Año tras año, los visitantes quedan emocionados con el apasionamiento con que los cubanos viven la feria: el asalto a los pabellones, las lecturas y los talleres testimonian una gran avidez por la literatura internacional.

Pero la situación política y social en Cuba transforma incluso una feria del libro en una cuestión eminentemente política.

Todo un récord de público

Buchmesse Havanna 2004
Pabellón infantil en la Feria del Libro Cuba 2004.Imagen: Buchmesse Havannah

En 2004, el país invitado especial fue Alemania. A la feria concurrieron 450.000 visitantes, lo que supuso todo un récord. Pero la muestra tuvo una pequeña mácula: no hubo participación oficial alemana.

Luego de haber dicho que sí, el Gobierno alemán retiró la participación oficial aludiendo a la precaria situación de los derechos humanos en la isla.

Tampoco en 2005 está presente Alemania. "No hay por qué ir todos los años", dice Holger Ehling, portavoz de AUM, una filial de la Asociación de los Libreros Alemanes, con sede en Fráncfort del Meno. Pero concede que la negativa tiene también razones "de política cultural".

AUM decide sobre las participaciones de la industria del libro alemana en ferias en el exterior, que son financiadas por el ministerio de RR.EE.

Iniciativa privada para la isla socialista

Grupos alemanes afines a Cuba, como "Cuba sí", ven en la negativa a participar una concesión del gobierno alemán a la política estadounidense de bloqueo a la isla.

"La no participación fue un gesto para con EE.UU., para reconciliarse con éste luego de la guerra de Irak", cree Reinhard Thiele, gerente de "Büro Buchmesse Havanna", una iniciativa de varias organizaciones alemanas de solidaridad con Cuba.

Esa iniciativa organizó ya en 2004 el transporte y los pabellones alemanes en La Habana luego de la negativa del Gobierno. A pesar del boicot oficial, curiosamente ese año se registró la participación récord de 35 editoriales, entre ellas algunas muy renombradas, como Rowohlt y Klett.

"Algunas editoriales expusieron justamente por motivos políticos", dice Fiso Dejong, jefe de marketing de la editorial Klett International. Pero, agrega, "Klett expuso por pura curiosidad con respecto al mercado cubano" y registró en éste "un gran interés por libros en alemán".

Klett será de la partida también este año, aunque no cuenta con un mayor éxito comercial. "Para ello, el poder adquisitivo en Cuba es demasiado reducido", dice Dejong.

Un marco más distendido

Este año estarán presentes en La Habana 24 editoriales alemanas, con unos 1000 volúmenes. Uno de los temas prioritarios son los libros infantiles. La Biblioteca de Baja Sajonia presenta una exposición sobre Heine y la Editorial Universitaria de Leipzig, libros científicos sobre América Latina.

Dejong se alegra que este año Klett pueda exponer en la Habana en un marco más distendido. El 31 de enero, la Unión Europea (UE) atenuó las sanciones contra Cuba y retomó las relaciones diplomáticas, a pesar de las protestas de EE.UU.

El año próximo quizás sea posible incluso una participación oficial alemana. Un portavoz de AUM no excluyó que el ministerio de RR.EE. pudiera manifestarse en ese sentido.

La decisión al respecto se tomará en la segunda mitad de este año. Sobre ello influirá también lo que se decida en UE: en julio se debatirá en Bruselas acerca de Cuba. Si se constata que la situación de los derechos humanos ha empeorado en la isla, la UE dará marcha atrás en la distensión de las sanciones.